Ataque en Moscú: la nueva versión del Estado Islámico

La competencia entre las grandes potencias y los actuales trastornos geopolíticos (guerra de Ucrania, guerra entre Hamás e Israel) han dejado la lucha contra el terrorismo en un segundo plano. Incluso si los yihadistas todavía están en pie de guerra.

La rama afgana del EI, el Estado Islámico de Jorasán (IS-K), reivindicó el atentado que dejó al menos 133 muertos y 121 heridos el viernes en las afueras de Moscú.

El grupo toma su nombre del antiguo califato que abarcaba partes de Afganistán, Irán, Pakistán y Turkmenistán. Creado en 2014 por los talibanes disidentes paquistaníes, el EI-K se ha ganado una reputación temible por sus actos de brutalidad sedienta de sangre.

Washington advirtió públicamente a Rusia el 7 de marzo que se estaba preparando un ataque terrorista en Moscú. Los estadounidenses ya habían informado en privado a los servicios de seguridad rusos de las intenciones de los yihadistas disidentes del EI-K. Los protocolos de las agencias de inteligencia estadounidenses establecen que tienen el “deber de advertir” a los objetivos potenciales de ataques terroristas cuando se dan cuenta de ellos. Incluso los oponentes.

Putin respondió calificando la alerta estadounidense como una “provocación” con el objetivo de intimidar y desestabilizar a Rusia.

¿Por qué Rusia ahora?

La participación de Rusia en la lucha global contra el Estado Islámico y sus afiliados, así como sus esfuerzos por establecer vínculos con los talibanes afganos –los rivales del EI-K– han convertido a Rusia desde hace mucho tiempo en un adversario clave.

Se acusa a Rusia de ser “una potencia cruzada contra los musulmanes” en Chechenia, Siria y Afganistán. El ataque yihadista más mortífero en Rusia fue el asalto a la escuela de Beslán en 2004 por parte de un grupo islamista que exigía la independencia de Chechenia. Número de víctimas: 334 muertos, incluidos 186 niños.

A principios de marzo, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia dijo que había frustrado el plan de ISIS de atacar una sinagoga de Moscú.

Contra EI-K, el eje Washington-Teherán

Cuando los servicios de inteligencia estadounidenses advirtieron a Teherán que ISIS iba a atacar Irán, los mulás ignoraron la alerta. Resultado: decenas de muertos y cientos de heridos cuando una bomba explotó durante el funeral del general iraní Qassim Suleimani asesinado por un ataque con aviones no tripulados estadounidenses en Irak. ISIS-K se atribuyó la responsabilidad del ataque. El enemigo de nuestro enemigo es también nuestro enemigo.

Extraño, ¿verdad? Para enfrentar este resurgimiento yihadista, Estados Unidos está trabajando con Rusia, Irán y el gobierno talibán en Afganistán.

Incluso después de su retirada de Afganistán, Estados Unidos mantuvo una cooperación limitada con los talibanes afganos contra ISIS, utilizando el poder aéreo estadounidense para atacar posiciones de ISIS a lo largo de la frontera con Pakistán.

El gobierno talibán afgano también es considerado un “enemigo hermano” por los yihadistas renegados del EI-K, que ya perpetraron dos ataques en Kabul en 2022. El primero, contra una sala de maternidad, mató a 24 mujeres y bebés. El segundo contra la Universidad de Kabul dejó al menos 22 profesores y estudiantes muertos. En septiembre de 2022, el grupo también se atribuyó la responsabilidad de un atentado suicida contra la embajada rusa en Kabul.

Sin duda, ISIS está preparando otros ataques en Rusia y otros lugares. Esto debería preocupar a los israelíes por la forma en que están librando su guerra en Gaza. Israel puede destruir a Hamás, pero no su ideología. Al infligir tal sufrimiento a los palestinos, Israel está creando nuevas generaciones de activistas llenos de odio en todo el mundo musulmán.