tres denuncias, la crítica de Pedro Sánchez… y la dimisión como única salida

El beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso durante la ceremonia de entrega de medallas del Mundial femenino ha desatado la mayor crisis que ha podido afrontar nunca el presidente a los mandos de la Real Federación Española de Fútbol, y eso que de escándalos ha ido servido desde su llegada en 2018 para, precisamente, limpiar el estamento de la corrupción de Ángel María Villar.

Sin embargo, este comportamiento ha sido la gota que ha colmado el vaso. El mismo domingo, cuando se produjo el beso, la confusión era evidente tanto para la protagonista del desagradable momento, violentada por una situación que no pudo evitar, como para sus compañeras y el resto de la afición española, perpleja por lo vivido en plena euforia. Las futbolistas españolas habían hecho historia, eran campeonas del mundo, pero el protagonista era Rubiales.

Un Rubiales que, además, se justificaba con chulería (“No estamos para gilipolleces”) para, al día siguiente, pedir disculpas en un vídeo donde apenas acertaba a poner excusas que en ningún momento mostraban verdadero arrepentimiento. Nuevamente esquivaba las críticas, cada vez más crecientes y destacadas en España y en el extranjero, y escondía su responsabilidad en el colorido de la celebración de la Selección en Madrid sin dejar de ser protagonista.

Este martes, sin embargo, todo el ruido generado en torno a su figura ha ganado el peso que merecía y se han acabado los fuegos artificiales para desviar la atención del escándalo. Este martes, Rubiales ha pasado al foco principal de la opinión pública, como parecía buscar con el beso forzado, pero con el efecto contrario al deseado, y ha comenzado a entender que deberá enfrentar las consecuencias de sus actos.

En concreto, han sido tres las denuncias formalizadas contra el presidente de la RFEF este martes. La primera de ellas, la de Miguel Ángel Galán, presidente de la Escuela nacional de entrenadores de fútbol (CENAFE): “Esta actitud sexista es de verdadero abuso de poder, y para mí una agresión sexual en toda regla“.

La segunda la de otro viejo enemigo del ex futbolista granadino, el ex colegiado Xavier Estrada Fernández, mandado por el Comité Técnico de Árbitros a la nevera tras haber denunciado la corrupción del ‘caso Negreira’. El árbitro retirado ha interpuesto una denuncia contra Rubiales en la que solicita “el inicio del protocolo de actuación de la RFEF contra violencia sexual” y exige la “dimisión inmediata” del dirigente.

Y la tercera, la última en hacerse pública, la de la formación política Sumar con Yolanda Díaz a la cabeza, que denuncia concretamente una infracción grave contra el Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, ante el CSD: “Luis Rubiales, siendo responsable de desarrollar funciones públicas por delegación ante el gobierno de España, cometió un acto que podría calificarse de agresión sexual contra una de las jugadoras del equipo, que ha sido denunciado públicamente por autoridades políticas, medios de comunicación nacionales e internacionales y por la opinión pública“.

Una petición, la de su dimisión, que se ha extendido de forma generalizada entre la opinión pública, incluyendo autoridades políticas de distintas ideologías, y otras asociaciones y figuras relacionadas con el fútbol, como Javier Tebas. Más allá, tanto la Asociación de Futbolistas Españoles como la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español lo han planteado en sendos comunicados.

La AFE, dirigida por un viejo conocido como David Aganzo, al que Rubiales mandó espiar siendo ya presidente de la RFEF, ha exigido su dimisión inmediata, así como la aplicación de la actual Ley del Deporte contra el dirigente si se niega a renunciar a su puesto. En la misma línea, FASFE ha sido tajante señalando que “Luis Rubiales no puede seguir ni un minuto más dirigiendo y representando a nuestro fútbol”.

Otro de los escenarios que se han planteado ha sido su destitución, y ahí se ha señalado al Gobierno como único agente capaz de tomar medidas ante una situación inaceptable para la sociedad española. Por ello AFE y FASFE han conminado al Consejo Superior de Deportes a que intervenga, siendo el organismo que podría inhabilitar a Rubiales en su puesto en el caso de que el Gobierno traslade al Tribunal de Arbitraje Deportivo un escrito para que se abra un expediente disciplinario.

Un escenario menos probable, pero igualmente realista, sobre todo porque Rubiales no da señales de plantearse dimitir. Una petición, o más bien una exigencia, que le ha llegado a trasladar sin ir más lejos el presidente Pedro Sánchez durante la recepción oficial de las campeonas en el Palacio de la Moncloa: “Las explicaciones son a todas luces insuficientes y el señor Rubiales tiene que dar más pasos para aclarar su comportamiento inaceptable“.

El presidente del Gobierno ha invitado así al presidente de la RFEF, de forma sutil, a que se haga a un lado por propia voluntad, antes de que el CSD y el TAD intervengan y la situación empeore aún más para él. Una dimisión que se antoja a todas luces como la única forma de zanjar un conflicto para el que Rubiales no parece encontrar una salida que le permita mantenerse al frente de la RFEF.

A última hora del martes, para cerrar una jornada caótica, la RFEF emitió un comunicado en el que confirmaba una Asamblea Extraordinaria para el próximo viernes a las 12:00 horas, en la que se espera que Rubiales reciba el apoyo unánime de los presidentes territoriales: “En base a los últimos hechos acontecidos durante la ceremonia de premiación del Mundial femenino conquistado por la Selección Española, están abiertas las diligencias internas de la Federación referentes a asuntos de Integridad, así como el resto de los protocolos aplicables“.