su camiseta… ¡por una bolsa de palomitas para el autobús!

La Copa del Rey siempre ha sido el torneo más cercano a la gente, a los pueblos y al fútbol humilde, especialmente desde que se instauró el actual formato de eliminatorias a un solo partido en casa del equipo más pequeño. 

Cada año, un puñado de conjuntos casi desconocidos tienen el privilegio de compartir césped con equipos de Primera División, los futbolistas de medirse a auténticos profesionales, y las gradas de disfrutar de estrellas que sólo pueden ver normalmente por la tele. Y así se crea la magia, tanto dentro como fuera del terreno de juego.

Una oportunidad única para que se produzcan anécdotas como la que se vivió en el Buñol – Real Sociedad. Los ‘txuri urdin’ llegaron a Requena, localidad donde tuvo que celebrarse el choque, y cumplieron por la mínima (0-1) con su labor, pero su victoria no pudo empañar ni estropear la fiesta del fútbol que se vivió durante el encuentro.

Es cierto que hubo estrellas donostiarras que ni siquiera contaron con minutos, como Take Kubo, pero sí tuvo tiempo de atender a los fans más jóvenes de sus rivales. Uno de ellos, un niño pequeño, se llevó de obsequio la camiseta del astro nipón, pero no tuvo suficiente con el regalo y se vio en la obligación de corresponderlo de vuelta.

Sin vergüenza ni miedo, el infante contestó a la camiseta recibida con un regalo para Kubo de su propia cosecha, una bolsa de palomitas para el trayecto de vuelta en autobús. Ni corto ni perezoso, abandonó las gradas y se dirigió hacia la parte trasera de los banquillos, donde unas vallas más altas que él le impedían el paso… pero no pudieron impedir que hiciese llegar la recompensa al atacante japonés.

El guardia de seguridad que escoltaba el banquillo de la Real miró al menor extrañado en un principio, con incredulidad, pero supo leer la situación y ayudó con una sonrisa al joven para que el paquete de palomitas llegase a su objetivo. Misión cumplida, y el niño de vuelta al cobijo de sus padres, feliz y acompañado por los aplausos de la grada. Un momento que nunca olvidará.