Sánchez Arminio se encerró a destruir documentos durante “dos o tres horas” el día de su cese como presidente del CTA

Muchos documentos pertenecientes al sumario del caso Negreira están comenzando a ver la luz en las últimas horas, y aunque los testimonios de más de veinte árbitros de la época han llamado mucho la atención, existe mucha más nueva información de interés al respecto que está revolucionando el fútbol español.

Según consta en el sumario del caso, el excolegiado y expresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) entre 1993 y 2018, Victoriano Sánchez Arminio, jefe también de José María Enríquez Negreira en su etapa como vicepresidente, pasó “al menos dos o tres horas” en el archivo de la entidad en la Ciudad del Fútbol de la Real Federación Española de Fútbol destruyendo documentación sobre su mandato en una trituradora de papel el día de su cese, en mayo de 2018.

Así lo manifestó Antonio Rubinos Pérez, ex colegiado de Primera División y adjunto a la presidencia del CTA, a los guardias civiles que el pasado 28 de septiembre estuvieron registrando la oficinas de la entidad arbitral en Las Rozas (Madrid) por orden del juez de Barcelona que investiga el caso Negreira, Joaquín Aguirre.

De acuerdo con el acta de la entrada y registro ordenada por el juez, que pretendía hallar documentación sobre los pagos del Barça a Enríquez Negreira, fue el propio Rubino Pérez quien de forma “espontánea” manifestó a los agentes que era posible que no localizaran alguno de los archivos que buscaban porque habían sido eliminados por Sánchez Arminio. 

El secretario detalló que el día de su cese, el expresidente del CTA “estuvo al menos dos o tres horas en el destructor de papel eliminando documentos”, como se explica en el acta: “Se procede a registrar el archivo del CTA que se encuentra en la planta -1 del edificio. Se solicita información sobre la documentación a localizar y de manera espontánea el señor Rubinos Pérez manifiesta que cree que alguna no se encuentra, manifestando que el día que cesó Victoriano este estuvo al menos dos o tres horas en el destructor de papel eliminando documentos”.

No fue esta la única documentación, no obstante, que echó en falta en las oficinas del CTA la Guardia Civil, quien tenía el encargo de buscar información relacionada con Sánchez Arminio, además de otros tres vicepresidentes, entre ellos el propio Enríquez Negreira y su hijo, también investigado por los pagos del Barça y que fue contratado como “coach” por la entidad y por otra serie de árbitros durante los años.

Los agentes, según figura en el acta, intentaron extraer información de las cuentas de correo electrónico de los cuatro exresponsables del CTA, pero no había rastro de la de los tres vicepresidentes (José María Enríquez Negreira, José Óscar Medín y Ángel Franco) y la del presidente Sánchez Arminio, quien falleció el pasado mes de mayo, estaba “completamente vacía”. 

A través de palabras clave, los agentes inspeccionaron los ordenadores del secretario del CTA, del contable y del director adjunto, además del servidor del sistema informático de la entidad arbitral: “En el registro físico del despacho del contable se encuentra un armario que contiene diversas carpetas, entre ellas una llamada contratos y colaboradores“.

En el almacén del sótano de las oficinas del CTA, donde se guarda la documentación relacionada con las actas y clasificaciones de ascenso y descenso de árbitros, los guardias civiles sí que se incautaron de varias carpetas con documentación así como de facturas. En concreto, se llevaron diez carpetas de cartón con los expedientes personales y la baja de varios árbitros, así como cinco comunicaciones dirigidas a colegiados relativas a cambios de categoría con las clasificaciones de los mismos, firmadas por Negreira entre otros responsables.

También intervinieron una serie de facturas y liquidaciones de gastos por comisiones de servicio correspondientes a Enríquez Negreira, entre los años 2008 y 2017, y las sociedades que tiene a su nombre. Los agentes siguieron las indicaciones del personal del CTA para hacerse con cuatro facturas vinculadas a los investigados en el “caso Negreira”, pero estas no pudieron ser halladas en los ordenadores de la entidad, sin que los trabajadores supieran dónde se encontraban, añade el acta de registro.