Millonario chino suspende prueba de ingreso a la universidad por 27ª vez

Tras haber suspendido por 27ª vez el “gaokao”, el terrible examen de chino que da acceso a la universidad, el millonario chino Liang Shi se pregunta, a sus 56 años, si podrá hacer realidad su sueño de entrar en la Universidad de Sichuan.

Sin embargo, Liang Shi puede estar orgulloso de su éxito social, ya que comenzó su carrera con un trabajo de baja categoría en una fábrica antes de fundar su propia empresa de materiales de construcción, que floreció y lo convirtió en millonario.

AFP

Pero la década de los cincuenta siempre le ha guardado una frustración, la de no haber obtenido una nota suficiente en el “gaokao” para poder integrarse en la prestigiosa Universidad de Sichuan, la provincia del suroeste de China donde reside.

Después de haber suspendido el examen por primera vez a la edad de 16 años, este hombre obstinado lo había repetido, siempre en vano, casi diez veces, antes de tener que detenerse, habiendo alcanzado el límite de edad (25 años) impuesto en ese momento.

Tan pronto como se eliminó este límite en 2001, Liang Shi pensó que tenía otra oportunidad.

Y este año estaba en su intento número 27, probado cada vez después de meses de “vida como un monje”: levantarse todos los días al amanecer para pasar 12 horas al día en libros escolares, sin alcohol, sin distracciones, ni siquiera mah-jong. , su juego favorito, con sus amigos.

Y el viernes por la noche, como cientos de miles de estudiantes de secundaria en su provincia, se abalanzó a Internet para ver sus resultados. Junto a una serie de periodistas que ahora lo siguen todos los años. Incluso antes de ver su puntaje, entendió por su mirada decepcionada que había fallado una vez más.

El resultado de este año le hace dudar. “Pensé que no tendría un puntaje lo suficientemente alto para ingresar a la Universidad de Sichuan. Pero no esperaba que mi puntaje no me permitiera ingresar a ninguna universidad, incluso a las menos calificadas”, dijo a la AFP.

Hasta ahora, nunca se había desanimado, anunciando todos los años inmediatamente que volvería a tomar el examen al año siguiente.

“Pero si realmente no veo ninguna mejora, me digo a mí mismo que puede que ya no valga la pena intentarlo. Realmente trabajé muy duro todos los días. No sé de momento si voy a volver a intentarlo el año que viene”, admitió con mirada cansada.

Por otro lado, le resulta difícil imaginar darse por vencido. “Si dejo de asistir al gaokao, cada taza de té que beba por el resto de mi vida sabrá a arrepentimiento”.