Leon Edwards no necesitó mucho para vencer a Covington en UFC 296 y retener el cinturón

Después de calentar la pelea hasta el infinito, después de prometer que iba a acabar con su rival y gozando de una oportunidad que no se había merecido, Colby Covington no dio la talla. El estadounidense, que se había autoimpuesto la presión de representar sus mitos nacionales, tuvo que ver cómo Leon Edwards le superaba con facilidad. Sin necesidad de demasiadas florituras, el británico dejó claro que Covington no tenía el nivel suficiente.

El combate duró cinco asaltos en los que vimos a un Leon Edwards muy concentrado, muy serio. El campeón, por tanto, no dejó que las palabras del aspirante le nublaran el plan de combate, que es lo que pretendía su rival. El primer asalto, que se lo llevó Edwards, fue buena prueba de ello. El campeón se hizo con el control del centro del octágono y puso a su enemigo a circular, llevándose los pocos intercambios que hubo.

En los primeros segundos del segundo asalto Covington intentó salir un poco de la presión, pero poco a poco Edwards volvió a hacerse con el control. De nuevo, sin arriesgar demasiado pero con mucha jerarquía y frialdad, el campeón impuso su juego, talando la pierna de su rival.

Covington ausente

Covington parecía un espectador más de su propia pelea y, por momentos, mostraba un nivel deficiente. Prueba de ello fue el intento de derribo que el estadounidense trató de llevar a cabo en los primeros segundos del tercer asalto. El aspirante lo hizo lento, fuera de tiempo y sin esconderlo. Muchos esperábamos un Covington mucho más aguerrido y a un Edwards agobiado por la lucha pero, en realidad, ésta solo apareció de forma aislada y discontinua. En este tercer asalto, de hecho, Covington pudo derribar al campeón pero este se levantó fácil y le respondió con una patada en la cabeza que le pudo mandar a dormir.

El cuarto asalto fue casi una extensión del tercero, con un Edwards cada vez más dominante. Covington se mostraba impotente con su lucha e incluso pudo acabar sometido en un ninja choke del que salió de forma espectacular. Fue casi el único detalle que dejó el aspirante.

Llegado el quinto asalto ya era un todo o nada para el estadounidense, pero se quedó en nada. El campeón ya tenía encarrilado el combate y solo tenía que dejarlo terminar. Eso sirvió al retador para imponer su lucha por vez primera pero sin llevar demasiado peligro.

Edwards, por tanto, brilló poco pero fue más que suficiente para llevarse una decisión unánime que, sorprendentemente, su rival no reconoció. De hecho, cuando Joe Rogan le preguntó por su desempeño, Covington no quiso hablar de sí mismo y prefirió hablar de política. Quizás no tenía mucho que decir en un momento en el que emergen nuevos peleadores como Rakhmonov.