la afición recauda dinero para los traslados y prepara la comida a los jugadores sin sueldo

El Vélez CF, club malagueño centenario, vive el peor infierno que puede  sufrir un equipo de fútbol, el abandono total que ha llevado a sus aficionados a tomar las riendas. Sus jugadores no cobran, apenas juntan 14 fichas del primer equipo y se encaminan hacia una desaparición inevitable que los seguidores tratan de evitar a toda costa.

Todo comenzó con promesas, las del empresario argentino Pablo Sebastián Nilo, que compró el club el pasado 7 de marzo al fondo de capital sueco al que pertenecía. Los jugadores que prometió nunca llegaron, pero tampoco los sueldos que se debían a los 14 hombres que siguen remando en un barco a pique.

La imagen de la vergüenza llegó este domingo desde su estadio, el Vivar Téllez, donde el presidente no hizo acto de presencia tras alegar haber sido amenazado de muerte. Verdad o no, su ausencia debieron cubrirla sus seguidores, que trabajaron en todas las parcelas del club con carencias.

Prensa, utilleros, médicos, taquillas… todo estaba desatendido hasta que varios grupos de fans y miembros de peñas asumieron todas las funciones, entre ellas la de recaudar los fondos y preparar la comida a los suyos. 

Los 1.200 euros recaudados —lo poco que se salvó en una nueva derrota ante el Racing Cartagena que los hunde más en el descenso—  servirán a los suyos para viajar a Lepe para jugar con el San Roque el próximo fin de semana.

El Vélez CF agoniza, pero los jugadores liderados ahora por Catanha y la afición siguen adelante para obrar el milagro. Penúltimos con 29 puntos en 30 jornadas disputadas del grupo IV de Segunda Federación, el hito ahora es salvar la vida del club más que la permanencia.