“Es la mitad de mí la que se fue con él”

Colombe Lacroix está orgullosa de su familia y agradecida por la vida que le dio su difunto marido.

“Se lo debemos todo al mundo del hockey”, afirma sin rodeos.

“Pierre era un hombre hecho a sí mismo [autodidacte]. Tenía intuiciones increíbles. Era un visionario. Tuve la suerte de vivir con él. Haría lo mismo si tuviera que hacerlo de nuevo”.

“He tenido una gran vida. Pierre siempre seguirá siendo el hombre de mi vida. Fue la mitad de mí la que se fue con él. En los primeros días después de su partida, caminé entre las casas de Eric y mi hermana.

“Entonces vi en algún momento que podía vivir por mi cuenta. Tomo los días de uno en uno, tengo buenos hijos y buenos amigos.

“La vida es bella.”

Hombre polivalente

Entre su primer trabajo en la tabacalera Rothmans y la fundación de su agencia Jandec, Lacroix fue director de promociones deportivas en la cervecería O’Keefe.

“¡Lo curioso es que nunca fumó ni bebió en su vida!” dice Eric, riendo.

“Me pregunto qué clase de vendedor era”, añade con humor, sabiendo bien que su padre sobresalía en todo lo que hacía.

De carácter sociable, su padre llevaba las ventas en la sangre.

Trabajaba en O’Keefe cuando Robert Sauvé, portero de Laval National seleccionado por los Buffalo Sabres, le confió la dirección de su carrera. Su segundo cliente fue Mike Bossy, también abanderado del equipo de Laval, que acabó en los New York Islanders.

Lacroix concilió ambas posiciones mientras crecía su clientela. En las décadas de 1980 y 1990, representó a la mayoría de los mejores jugadores de hockey de Quebec en la NHL.

Ambiente familiar en todo

Su empresa Jandec estuvo presente, de enero a diciembre, las 24 horas del día, los siete días de la semana, para Patrick Roy, Vincent Damphousse, Pierre Turgeon, Michel Goulet y sus demás potros.

Lacroix dirigió su negocio con mano paternal.

“Sus protegidos eran como nuestros hijos”, dice Colombe Lacroix.

“Pierre Turgeon tenía 12 años cuando dejó Abitibi para venir a vivir con nosotros durante la temporada de hockey. Eric, Martin y él eran como hermanos. Están unidos para siempre”.

Mantener un ambiente familiar en las relaciones con sus protegidos era importante a los ojos de Pierre Lacroix. Este ambiente lo perpetuó con sus empleados y jugadores como director general de la NHL. Era común que los hijos de sus jugadores invadieran el hielo después de las prácticas.

¡Era Navidad antes de Navidad!

Un día, Lacroix me llevó a un consultorio de Avalanche. Una vez finalizado el ejercicio, varios niños se unieron a los jugadores de hockey de su padre en el hielo.

Todos se estaban divirtiendo bajo los ojos orgullosos del jefe.