El Barça de Xavi vuelve a los cuartos de final de la Champions cuatro años después tras imponerse al Nápoles

Cuatro años después, el Barça vuelve a unos cuartos de la Champions. Y como la anterior vez, tras superar al Nápoles con un resultado idéntico (1-1 en la ida, 3-1 en la vuelta). Fue un partido igualado, tenso, sufrido, pero los azulgranas lograron de manera merecida el billete para meterse entre los ocho mejores del continente, acabando con una travesía del desierto que se había hecho demasiado larga.

Cogió pronto dos goles de ventaja el equipo de Xavi Hernández gracias a Fermín y Cancelo, pero el tanto posterior de Rrahmani hizo que la afición blaugrana pasara muchos minutos de tensión. El Barça aguantó, apretó después y el tanto de Lewandowski cerró la eliminatoria.

Pronto dejó claro el conjunto partenopeo que no iba a especular con el resultado, que su objetivo era atacar desde el primer minuto, y el partido se convirtió en un extraño correcalles, algo poco habitual en eliminatorias tan apretadas. A cada ataque azulgrana, con Lamine Yamal como jugador más incisivo, respondía el Nápoles con otro.

Sin embargo, el Barça supo aprovechar a la perfección el descaro de su rival. Con espacios, los atacantes culés se encontraron cómodos y Raphinha –que había dejado en el banquillo a Joao Félix– ganó la espalda a la zaga italiana para poner un centro mortal al corazón del área. Fermín, llegando desde atrás, no perdonó con un disparo raso.

El Nápoles siguió a lo suyo, y también el Barça. Con los de Francesco Calzone volcados en un córner, Lamine Yamal cogió el balón y arrancó la moto. Su pase preciso lo recogió Raphinha, que se encontró con el palo en su disparo cruzado, pero el rechace le llegó a Cancelo, que marcó a placer.

El Barça se encontraba en su escenario soñado, con dos goles de renta en poco más de un cuarto de hora de juego. Pero entonces se relajó. O apretó más el Nápoles, que cogió el mando del choque y abrió la eliminatoria con una jugada de Politano por la derecha que remató Rrahmani.

Esperaba una segunda parte de tensión, y el conjunto de Calzone salió a por todas. Presionando muy arriba y no dejando al Barça cómodo, el Nápoles merodeó el área azulgrana. No hubo ocasiones claras, pero sí un sinfín de llegadas que amenazaban con acabar en el gol que hubiera llevado el partido a la prórroga.

Xavi movió entonces el banquillo y los cambios surtieron efecto. Romeu y Sergi Roberto dieron la pausa necesaria y los azulgranas poco a poco se sacudieron el dominio de un equipo italiano que daba síntomas evidentes de cansancio. El partido cambió de signo y las ocasiones comenzaron a caer una detrás de otra con Lamine, Raphinha y después el recién incorporado Joao Félix.

El gol de la sentencia parecía cuestión de tiempo y llegó en una jugada de tiralíneas. Gundogan, Sergi Roberto y Lewandowski combinaron en el área para que el polaco, a placer, sentenciara y devolviera al Barça a unos cuartos de final de la Champions.