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su niñez en la pobreza, el golpe de realidad en Madrid y su versión de la pelea con Baena

Written by on November 14, 2023

Federico Valverde es hoy uno de los pilares del Real Madrid, pero no hace demasiado no era más que un niño que vivía corriendo tras un balón para evadirse de una dura infancia en su Uruguay natal. Sobre sus orígenes humildes, el golpe de realidad en su camino a la élite y la polémica protagonizada junto a Álex Baena en sus momentos más duros como futbolista, escribe en una carta publicada este martes por The Players Tribune

Una infancia pobre en Uruguay

El relato de su historia parte desde sus orígenes más humildes, su niñez marcada por el duro esfuerzo de sus padres para salir adelante. “No me gusta decir que en mi casa éramos pobres. Prefiero decir que mi madre y mi padre eran muy trabajadores”, arranca su carta abierta.

Mi padre trabajaba como guardia de seguridad en el casino. Mi madre trabajaba en un local de ropa y también vendía ropa y juguetes en ferias callejeras (…) A veces la acompañaba y me quedaba sentado arriba de un cajón sin darme cuenta de su sacrificio. La peor parte era que al final del día, mi madre tenía que doblar toda la ropa y volver a guardar todas las cosas y empujar el carrito de vuelta a casa. ¡Y después, cocinar! ¡Y lavar mis medias sucias! ¿Te imaginás? Te lo digo, mi madre es mi ídolo.

“Lo que ella a veces sacrificaba para que yo pudiera tener mi latita de Coca-Cola, ni siquiera lo sé. Y no sé si quiero saberlo. De niño, uno es muy inocente. Ves a tu madre que se saltea una comida y quizás pensás: “Fuaaa, ¿no tiene hambre? Qué raro, yo me muero de hambre“.

La llamada del Real Madrid le cambió la vida

En su misiva, el centrocampista cuenta cómo pasó de dormir en un colchón roído en el suelo y entre cucarachas a convertirse en una estrella local y luego en uno de los mejores jugadores del planeta, rodeado de todo tipo de lujos.

“En verano te acostabas a la noche y quizás escuchabas las cucarachas. Mi cama era apenas un colchón en el suelo. Y estaba tan mal, que si te llegabas a poner justo en el medio, te hacía un sandwich y tenías que pedir ayuda para poder salir. Jajaja. Ahora es gracioso. Pero por entonces, me daba un poco de vergüenza”, cuenta antes de explicar cómo el fútbol cambio todo.

“Canalizaba las emociones en el fútbol. Y fue a través del fútbol que pude cambiar la situación de mi familia. Lamentablemente, también me cambió un poco a mí. Cuando me convertí en profesional en Peñarol a los 16 años, me creía Dios (…) Era un maleducado. Me acuerdo de ver a los niños que esperaban por un autógrafo mío y yo dudar: “Ufff… ¿Me paro o voy directo pa’ casa? Hoy estoy re cansado“”.

Ese fue el primer día perfecto de mi vida

En ese momento aún no era capaz de imaginar lo que estaba por llegar, y eso que fue capaz de decir “no” al Arsenal tras una semana de pruebas en Londres para seguir su camino en casa, junto a su familia. Pero luego llegó el Real Madrid. Así lo cuenta Fede: “Estaba en Paraguay, jugando el Sudamericano Sub 17 y venía rompiéndola. Teníamos que jugar un partido decisivo contra Argentina al día siguiente. Yo estaba en mi habitación, y mis padres se estaban quedando en otra habitación del mismo hotel. De repente me llama mi mamá y dice: ‘Vení para nuestra habitación ahora mismo. Acá hay gente que quiere hablar vos’. Entonces me dijeron: ‘Somos del Real Madrid. Creemos que tú puedes convertirte en una estrella con nosotros. Queremos que tú y tus padres se muden a Madrid’… Ese fue el primer día perfecto de mi vida”, asegura.

Una cura de humildad en el vestuario del Castilla

Pero el verdadero momento que cambió todo fue en su llegada a la capital de España. “Cuando llegué a Madrid, me sentía como si fuera Messi y Cristiano Ronaldo unidos. ¡Jajaja! ¡En serio! Pero me sonó la alarma muy rápido. En mi primer entrenamiento con el Real Madrid Castilla, entré al vestuario sintiéndome como si caminara en las nubes. Tenía mucha confianza. Pero me acuerdo que después, cuando todos se estaban cambiando, yo los miraba y trataba de asimilar todo…”, relata antes de confesar una de sus grandes anécdotas.

¿Para qué necesitamos Louis Vuitton para llevar el cepillo de dientes?

“Todos empiezan a irse para las duchas y ahí yo veo calzoncillos Gucci. ¡Calzones Gucci, carajo! ¿Hasta eso inventaron? ¿Cuánto puede costar algo así? Jajajajaja. Y yo lo único que pensaba era: ‘Espero que los míos de hoy no tengan agujeros. Le pido a Dios que mi mamá los haya controlado cuando los lavó‘. Me quedé ahí sentado por 20 minutos haciéndome que miraba algo realmente importante en el teléfono. Lo único que quería era perder el tiempo. Nunca me sentí tan chiquito”.

“Hasta ese momento yo no había ganado nada, y nadie de los que estaban en ese vestuario había ganado nada. ¿Por qué estamos usando calzones Gucci? ¿Para qué necesitamos Louis Vuitton para llevar el cepillo de dientes? No estoy criticándolos, porque yo también era muy inocente. Solo te estoy mostrando el mundo del fútbol, y cómo puede cambiarte“, valora.

Ser padre, el punto de inflexión

Tras fichar por el Real Madrid, Fede coloca los nacimientos de sus dos hijos como los días más felices de su vida. “Para mí, el capítulo más importante de mi historia es haber sido padre por primera vez. Porque incluso cuando tenía 19, 20 años, jugaba al fútbol, ganaba dinero, manejaba buenos autos, yo seguía siendo un niño. Recién cuando nació mi primer hijo, a los 21, mi vida realmente cambió“, narra.

Solo cuando nació Benicio es que pude sentirme como un ser humano cada vez que volvía a casa después de un mal partido. Cuando ya empezó a caminar, venía corriendo a abrazarme en la puerta de entrada con su juguete de Toy Story.  Para mí, ese amor me cambió como persona y como jugador”, sentencia

El nacimiento de su segundo hijo y la pelea con Baena

Fue el nacimiento de su segundo hijo lo que terminó de forjar su carácter, justo cuando había logrado tocar el techo de su carrera con la conquista de la Champions. “El doctor nos dijo que el embarazo estaba en un muy alto riesgo, y que había apenas una pequeña posibilidad de que mi hijo sobreviviera si el embarazo continuaba. Iba a tener que controlar la situación por el próximo mes, pero hasta entonces, nosotros no podíamos hacer nada más que esperar. Imaginate lo que es escuchar esas palabras… ‘Tu bebé probablemente no lo logre’. No puedo describir el dolor”.

Sentía que yo tenía que ser la roca, porque todos los demás estaban sufriendo. Pero cuando estaba solo, me ponía a llorar por horas. La mañana del partido, cuando en teoría tenía que estar concentrándome y tranquilo, estaba tirado en la cama, pensando en mi hijo, con la cabeza que me daba mil vueltas… A veces no jugaba bien, lo sabía, y podía escuchar los pitidos de los hinchas. Después del partido tocaba responder las preguntas de la prensa, y no quería mostrar mis emociones o decirle a la gente lo que estaba pasando. Era un puto infierno“, detalla antes de entrar de lleno en lo ocurrido con Álex Baena

Ese día se cruzó una línea

“¿Debería haber reaccionado? Quizás no. Quizás tendría que haber vuelto a casa a compartir una hamburguesa con mi hijo, a comerme unos nuggets y a mirar dibujitos. Pero soy un ser humano, y a veces tenés que saber plantarte por vos mismo y por tu familia”, recuerda en la carta.

“Me dolió ver que los medios me describieran como un tipo violento, se dijeron muchas mentiras que luego se probaron que no eran verdad. Pero honestamente puedo decir que no me arrepiento de nada, porque me hizo crecer todavía más como persona, e hizo que nuestra familia estuviera más unida que nunca”, celebra en el final de un texto culminado con la celebración por el feliz desenlace del parto de su mujer.

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