¡Si sólo les quedaran 5 horas de vida, los hombres querrían violar a las mujeres!

Recientemente, en TikTok a la pregunta “¿Qué harías si solo te quedaran 5 horas de vida?”, una gran cantidad de TikTokers respondieron “Voy a hacer un Griffith”. Evidentemente, cada uno con su propia prosa “literaria”.

¿Mi primera reacción? ¿Que es esta cosa? ¿Un salto en paracaídas? ¿Un nuevo tipo de seguro de vida? ¿Una receta para Halloween?

Cuál fue mi sorpresa al descubrir “Griffith”. Un personaje bastante fascinante y de gran complejidad retratado en el manga Bersek de Kentarō Miura. El tipo de personaje torturado, desgarrado por lo absurdo de la vida, dividido entre el Bien y el Mal.

Un guerrero en busca de un sueño absurdo y que, durante una transformación demoníaca, viola a Casca, una de sus compañeras de viaje (la única mujer del grupo) ante la mirada desconcertada de su amante, Guts.

La escena es muy violenta y expresa claramente el odio/amor de Griffith (ya no lo sabemos) hacia Guts. Un odio cuyo receptáculo vuelve a ser el cuerpo de una mujer.

Habrás comprendido que el significado oculto de “hacer un griffith” es “hacer una violación”. Algunos incluso asocian esta “expresión” con una foto de la víctima potencial o de su fantasía.

Cultura de la violación

¿Es usted uno de los que piensan que la cultura de la violación es una utopía histérica y demagógica inventada por feministas tensas y radicales de izquierda? Respire profundamente y piense en la medicación.

Primero hagamos la pregunta: ¿qué es la cultura de la violación?

Francamente, no caigamos en los grandes debates sociológicos, mantengamos los pies en la tierra. Digamos que cuando haces una publicación en Instagram con la expresión “haciendo un griffith”, estás participando de la banalización de la violación, aunque digas que estás haciendo una broma.

Comentarios como “ella dice que no, pero quiere decir que sí”, “un hombre puede obligar a su esposa a acostarse con él, es su derecho conyugal”, “ella llora como un lobo, pero se viste como una S”, etc., son también parte del lote.

En otras palabras, la cultura de la violación son palabras, comportamientos, pensamientos, creencias, prácticas y fantasías que justifican y normalizan la violación, al tiempo que culpan a la víctima.

Víctimas masculinas

Aunque son las principales víctimas, esta forma de masculinidad tóxica no sólo afecta a las mujeres. En 2022, alrededor del 14% del número de víctimas de delitos sexuales denunciados por la policía eran hombres. Una tasa que dista mucho de representar la realidad.

De hecho, los hombres son menos propensos a denunciar su victimización y esta tendencia es aún más pronunciada entre gays y bisexuales. Tenga en cuenta que sólo el 6% de las agresiones sexuales se denuncian a la policía en Canadá.

De todos modos, esta cultura de la violación existe y persiste. Reírse de ello o blandir el espectro del feminismo no lo hará desaparecer.

El cambio comienza contigo mismo.