Sevilla, en directo: resultado, goles y última hora de LaLiga

El Barça se reencontró con la victoria en casa (1-0) ante un Sevilla que venía lanzado, aguantó el tipo y fue mejor por momentos en Montjuïc, donde sus dirigentes no acompañaron a Joan Laporta por cuestiones relacionadas con el caso Negreira. Los azulgrana, aunque dominaron la posesión como acostumbran, volvieron a sufrir para generar ocasiones claras, y de hecho se llevaron el triunfo gracias, quién lo diría, a Sergio Ramos. 

El excapitán del Real Madrid regaló a sus archienemigos tres puntos de oro para el campeonato con un autogol muy desafortunado tras un centro sin aparente peligro que no llegó a despejar correctamente, empañando su sensacional partido en defensa, y dejó sin recompensa el esfuerzo de sus compañeros, que se marcharon del Estadi Olímpic Lluys Companys con la sensación de merecer más. 

En la primera parte y desde el pitido inicial, el Barça salió a morder, a darle a su público la reacción que esperaban después de dos encuentros que arrojaron muchas dudas sobre el juego del equipo. Al Celta lograron remontarle, pero el empate en Son Moix frente al Mallorca invalidó esa victoria y subrayó los principales problemas recientes de los culés: la falta de puntería, y la falta de seguridad defensiva.

Lo segundo lo recuperó ante el Sevilla, pero lo primero siguió flaqueando. Y eso que ocasiones tuvieron, sobre todo nacidas de las botas de Joao Félix. Ganen, empaten o pierdan, el crack portugués ha encontrado por fin su sitio para rendir, lucir y disfrutar. Sin embargo, ni siquiera Lewandowski, que regresaba al once inicial después de ser suplente en Mallorca y estrelló un balón en el larguero, pudo deshacer el empate.

Tuvo más acercamientos peligrosos el Barça, no así ocasiones claras. Llegaban bien por banda, pero quedaban atascados en tres cuartos de campo, sin ideas. El único disparo a puerta franco fue de Fermín, el canterano que tuvo que salir al campo obligado por la lesión muscular de Raphinha. Aunque Xavi confía ciegamente en los chavales de La Masía, el equipo acusó el bajón anímico de la lesión del brasileño, y dejó de producir arriba y de dominar el balón.

Por su parte, el Sevilla salió con un plan claro y lo cumplió con creces, comandado desde la retaguardia por Sergio Ramos. Incluso tuvieron alguna ocasión a la contra y a balón parado, pero ni Ocampos ni Lukébakio estuvieron precisos a la hora de inquietar a Ter Stegen. Y así, dejando pasar el tiempo y cediendo el control de la bola al Barça en zonas intrascendentes del campo, concluyó la primera mitad.

En el entreacto, Xavi tuvo tiempo para meditar las medidas a tomar si la cosa seguía estancada. No le faltó razón e hizo bien en anticipar la deriva del partido, que siguió los mismos derroteros del primer tiempo. El Sevilla aguantaba sin sufrir atrás, bien parapetado en la frontal de su área, y saliendo a la contra para buscar los remates de Lukébakio, sin demasiada puntería, y de Rakitic, cuyo cabezazo no cogió portería.

El Barça siguió a lo suyo, para lo bueno y para lo malo. Controlaban por completo el balón y el ritmo de juego, pero su mejor y única idea era meter centros sin ton ni son. Alguno pudo haber cazado Lewandowski, pero tanto Juanlu como Ramos le negaron esa opción en diversas ocasiones. Un Sergio Ramos para quien el duelo era especial, y que se convirtió en protagonista negativo del mismo sin pretenderlo.

Xavi movió el banquillo y metió a Ferrán Torres arriba para descolocar a la ordenada zaga sevillista, y lo logró casi a la primera. Un centro suyo desde el pico del área, buscando a Lamine Yamal, intentó anticiparlo Ramos con la mala fortuna de golpear hacia su arco la bola en lugar de despejar. Una forma poco ortodoxa y bastante irónica de ponerse por delante y ganar, pero igual de válida para un Barça necesitado.

Con el alivio del gol, el Barça se soltó y ya no sufrió más salvo en arrebatos ofensivos aislados de los sevillistas, impulsados por Mariano en punta. Y así se quedaron los tres puntos en la ciudad condal, que era lo verdaderamente importante, aunque aquí no acabarán los quebraderos de cabeza para el club, para el técnico y para su afición. Han vuelto a ganar, eso es lo más importante, pero las dudas apenas se han disipado, y sus puntos débiles siguen ahí.