Quién era Mohammad Hassan, el porteador que murió en el K2

Hace dos semanas el paquistaní Mohammad Hassan murió a más de 8.000 metros en la segunda montaña más alta del mundo, el K2 de 8.611 m. En el trágico día de su muerte, el 27 de julio de 2023, estaba trabajando como porteador de altura, acompañando a los clientes que querían hacer cumbre. En este verano hubo un récord de clientes y personal en este pico, cada vez más y más popular para los grupos comerciales.

Los hechos detallados en primer lugar por el portal Explorersweb, y las imágenes de vídeo publicadas en varias cuentas de las redes sociales, en las que se ve como otros escaladores pasan por encima del porteador agonizante sin que nadie intentara bajarlo de allí, han recorrido el mundo entero. Aquel día alrededor de 100 personas pisaron la cima del K2, mientras que la vida de un pobre hombre y de su familia se truncó para siempre.

¿Pero quién era Hassan?

Tres días después de la muerte del joven de 27 años, el paquistaní Nadeen Jani Shigri compartió en su cuenta de Facebook detalles de la vida del porteador.

Hassan venía de un pequeño pueblo de Pakistán y en su infancia no tuvo la oportunidad de ir a la escuela, por lo que era analfabeto. Sin embargo, el joven hombre, padre de tres niños pequeños, tenía otros talentos y trabajaba en el campo para aportar dinero a casa con el fin de mantener a su familia. También recolectaba leña en las laderas de las montañas, y además era pastor de cabras en el tiempo que le quedaba libre.

Después se planteó la posibilidad de acompañar a clientes que querían ascender estos picos. Lo cierto es que Hassan no tenía mucha experiencia, pero por el dinero que iba a recibir al final de la temporada, iba a poder aportar el sustento de vida para su familia, suficiente para varios meses. 

Las condiciones de vida de la gente de los pueblos de Pakistán son durísimas, y los padres de familia agarran todas las posiblidides para trabajar con gran determinación. Todo esto, sin embargo, no garantiza que sus hijos luego puedan estudiar. Por eso, el creciente turismo de altura de los clientes occidentales les brinda un hueco para tener un trabajo extra durante las temporadas de ascensiones en el país.

Hassan estuvo a unos 400 metros verticales de la cumbre del K2, pasando por el famoso Cuello de Botella, que – como bien lo describe su nombre – es un paso estrecho, muy empinado y muy peligroso, amenzado constantemente por la caída del hielo y nieve (serac) que se asoma sobre la ruta de ascenso. De hecho, es el tramo más peligroso de la ruta normal.

Allí de repente Hassan fue golpeado por una avalancha. Hassan no murió en ese momento, sino fue desplazado unos metros de la ruta, y estuvo inerte y sin posibilidad de reincorporarse por sí solo, en una posición peligrosa para permanecer en el suelo en las gélidas condiciones meteorológicas y a gran altura.

Dos componentes que no auguran nada bueno para una persona en apuros en ese lugar inhóspito que no perdona a nadie. Allí murió el pobre Hassan, sin que nadie lo acompañara para abajo, mientras que los clientes seguían hacia la cima del K2.

“No sé cómo su viuda olvidará el momento en el que las mujeres del pueblo se reunieron con ella para darle la noticia de que sus hijos se han quedado huérfanos de padre“, apunta Jani Shigri. Hassan deja atrás a su esposa y sus tres hijos pequeños en un país donde las mujeres difícilmente pueden trabajar y afrontar el futuro y la educación de sus hijos si no se les ayuda.

Las autoridades de Gilgit Baltistán de Pakistán han establecido un comité especial para investigar los hechos ocurridos en el Cuello de Botella relacionados con la muerte de Hassan.

Este asunto es un ejemplo más de los devastadores efectos que tiene el alpinismo comercial, pero a la vez conduce a examinar otras cuestiones también y constatar una vez por todas punto por punto los talones de Aquiles de las actividades en los ‘ochomiles’, temas que ampliaremos en breve.