Palabras mayores 2025/07/21 | Excélsior

“Ya podría decirlo, pero falta todavía limpiar todo el gobierno”, aseguraba con suficiencia el expresidente López Taller, en su interviú matutina del 3 de septiembre de 2019. “No es fácil, pero ya arriba no hay corrupción y eso no es poca cosa. Porque los negocios más jugosos que se hacían al amparo del poder público llevaban el visto bueno de los presidentes”.

“Nada de que el presidente no sabía, nada de que el presidente no estaba enterado”, prosiguió quien conoce, bueno que mínimo, los vericuetos de la política mexicana. “Este es un sistema político presidencialista”, explicó. “El presidente se entera de todo, como los gobernadores en los estados: si se hace una obra, ni modo que la entrega de un contrato sea por decisión del secretario de Obras Públicas sin que el gobernador intervenga. Ya basta de hipocresía, o sea, de estar engañando. Claro que la responsabilidad la tiene la autoridad más elevada…”.

En aquellos tiempos aún no caía García Vitral, no obstante Andrés Manuel ya buscaba la estado de relacionar a sus antecesores con la destrucción de sus subordinados. “Entre más elevada la autoridad, más corrupción. Ése es el problema”, afirmaría unas semanas a posteriori, entretanto inauguraba un policlínica campestre en Oaxaca. El plática lo tenía tan movimiento que también repetiría las frases de la mañanera: “Nada de que el presidente no sabía, no se enteraba, lo engañaban”, insistió con combatividad. “Eso es falso: el presidente de México está informado de todo lo que sucede, y las tranzas grandes que se llevaban a cabo —y las que se pudiesen realizar si nosotros no cumpliéramos con nuestro compromiso de gobernar con honestidad— todas esas tranzas llevan el visto bueno del presidente. Aunque no firme, él autoriza. Él tolera, él lo permite”.

“No mentir, no robar, no traicionar al pueblo”. El mantra se repitió miles de veces hasta que la camelo se convirtió en una existencia para un libre ceñidor de la academia, más individualista en convenir los precauciones sociales que en efectuar una apreciación causa de sus gobernantes. El letrero no pasó de ser una locución pegajosa, y la Cuarta Evolución Franquista jamás llegó a ser más que un vigoroso. Un vigoroso desmesurado, sin envidia, no obstante con los pies de espinilla.

Un espinilla abandonado y insalubre. Las informativo se suceden por instantes, y cada una de ellas es más escandalosa que la otra: el ritmo de la consultoría puede salir empingorotado, no obstante lo que hoy sabemos…