Nicaragua otorga asilo político a expresidente panameño que enfrenta pena de cárcel

Nicaragua ha concedido asilo político al expresidente panameño Ricardo Martinelli. La preocupante decisión proviene directamente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, que solicitó al gobierno panameño que le otorgue salvoconducto a la capital nicaragüense de Managua. Martinelli se encuentra actualmente en la embajada de Nicaragua en Panamá.

Pero a Martinelli, ex presidente de Panamá y hasta hace unos días candidato presidencial, no le resultará fácil llegar desde la embajada de Nicaragua a Managua. En julio pasado, el político fue condenado a diez años y seis meses de prisión y a pagar una multa de más de 19,2 millones de dólares tras ser declarado culpable de blanqueo de dinero. Hace unos días, el máximo tribunal de Panamá rechazó su apelación final.

Martinelli tiene otro juicio pendiente vinculado a sobornos que presuntamente recibió de la empresa brasileña Odebretch. Ese juicio está programado para julio de 2024.

La narrativa que el expresidente intenta vender es la de una víctima de persecución política. La nota diplomática que el gobierno de Nicaragua envió a Panamá decía que Martinelli solicitó asilo porque “se considera perseguido por razones políticas y piensa que su vida, integridad física y seguridad están en riesgo inminente”.

Pero la realidad parece contradecir este ángulo. Martinelli fue juzgado en un tribunal de justicia, teniendo la posibilidad de defenderse y apelar varias veces. Cuando falló su última apelación, se le dio la posibilidad de entregarse en lugar de ser arrestado de inmediato. En cambio, se refugió en la embajada de Nicaragua. Sus seguidores incluso le han traído su perro.

Para Ortega, quien recientemente se ha enfrentado con la comunidad internacional por su manejo de la propia Miss Universo –y de la nicaragüense Directora de Miss Universo – la última decisión parece ser un paso más para ser obvio sobre el autoritarismo en el que Nicaragua ha estado viviendo durante décadas. La pregunta es, por supuesto, si está dispuesto a dar el llamado “asilo político” a ex presidentes condenados, ¿qué sigue?