Muere la estrella de la WWE Bray Wyatt a los 36 años

El mundo de la lucha libre está de absoluto duelo por la pérdida de un talento inconmensurable que, además, seguía en activo aportando a una industria que vive sus mejores momentos desde los años 90 en términos de popularidad. Sin embargo, si hace unos días lamentaba la muerte de la leyenda Terry Funk, este sábado la noticia ha sido aún más sobrecogedora tras conocerse la muerte de Windham Rotunda, más conocido como Bray Wyatt en la empresa WWE, a los 36 años de edad.

El renombrado luchador, una de las mentes más brillantes a la hora de contar historias sobre el cuadrilátero de este siglo, falleció a causa de un paro cardíaco después de varios meses fuera de acción por problemas de salud sin determinar que, contrario a lo sucedido, parecían haber remitido. Tanto era así, que Wyatt estaba cercano a realizar su regreso a la programación de la compañía.

Sin embargo, en la madrugada del viernes al sábado el COO de la empresa propiedad de Endeavor (dueña también de UFC), el ex luchador Paul Levesque, más conocido como Triple H, dio la amarga noticia: “Acabo de recibir una llamada del miembro del Salón de la Fama de la WWE, Mike Rotunda, quien nos informó de la trágica noticia de que nuestro miembro vitalicio de la familia de la WWE, Windham Rotunda, también conocido como Bray Wyatt, falleció de forma inesperada en el día de hoy. Nuestros pensamientos están con su familia y pedimos que todos respeten su privacidad en este momento”.

Según detalló el periodista especializado Sean Ross Sapp, con el beneplácito de la familia, estas fueron las causas de la muerte: “Me han dado permiso para desvelar que a principios de este año Windham Rotunda (Bray Wyatt) contrajo covid que agravó sus problemas cardíacos. Hubo muchos avances positivos hacia su regreso y recuperación. Lamentablemente hoy sufrió un infarto y falleció”.

Se trata de la primera muerte de un luchador en activo de WWE en décadas, desde el trágico suceso que protagonizó el canadiense Chris Benoit en 2007, y fundamentalmente desde la muerte de otra leyenda como Eddie Guerrero en 2005. Especialmente dolorosa además la de Bray Wyatt, uno de los personajes más enigmáticos del panorama, y sobre todo una persona de una calidad humana excepcional, como siempre han destacado todos los compañeros con los que ha trabajado.

Rotunda, hijo de otra leyenda, se inició en WWE en 2009, en su territorio de desarrollo de talentos. A pesar de debutar bajo el nombre de Husky Harris dentro del grupo de villanos (heels)  ‘The Nexus’ en 2010, no fue hasta 2013 cuando irrumpió como una de las promesas del futuro gracias a su primera versión original del personaje de Bray Wyatt: un líder de culto sureño, misterioso, de voz tranquila pero temperamento cambiante, amante de los juegos mentales, e inspirado en el personaje principal de la película El cabo del miedo, Max Cady.

Wyatt estaba llamado a suceder como personaje cercano a lo paranormal nada menos que a The Undertaker, la figura más imponente y respetada de la historia del deporte espectáculo. Y tuvo oportunidades para ello, aunque su salud siempre le dificultó el poder dar rienda suelta a una imaginación casi ilimitada que, si él hubiese querido (o podido), le habría permitido ser guionista o escritor de renombre. Era, simplemente, un mago de la retórica y la narrativa, beneficiado además por unas dotes oratorias más que notables.

Llegó a ser campeón mundial de WWE en tres ocasiones, la primera de ellas en 2017, aunque hasta 2019 no encontró el giro definitivo a su carrera. Tras mucho tiempo fuera, realizó un regreso triunfal con un nuevo personaje nacido de los miedos y la ira del Bray Wyatt original: The Fiend. Presentado como el viejo Wyatt renovado, conductor del programa infantil ‘Firefly FunHouse’, pero poseído por una entidad demoníaca y sumamente violenta que causó verdadero revuelo en su debut.

Con una presentación única y el aura que sólo los más grandes han conseguido emanar con su simple presencia, The Fiend era el verdadero y profetizado sucesor de The Undertaker y Kane, los dos ‘hermanos de la destrucción’ y personajes sobrenaturales por antonomasia. Sin embargo, una serie de decisiones creativas destrozaron la credibilidad del personaje, y nunca lo pudo recuperar.

Hizo otro regreso triunfal el pasado septiembre, hace apenas un año, con otra versión de sí mismo que parecía aglutinar todos los demonios y pensamientos de sus diferentes personajes. Y, ahora, con la tristeza de ver marchar a un ser humano excepcional, a un genio incomprendido, las luciérnagas dicen adiós a su último gran demonio.