Las dudas que asaltan a Volkanovski y que ponen en peligro su pelea con Topuria

Antes de UFC 294, Alexander Volkanovski desprendía un aura casi dorado, divino. Había ganado a Max Holloway en tres ocasiones, había aplastado a Yair Rodríguez y le había plantado cara a Islam Makhachev en su primera pelea. El australiano parecía invencible.

Pero después de la velada, hemos visto a otro Volkanovski, mucho más humano, que ha desvelado sus problemas de salud mental, algo que, como el propio Volkanovski ha reconocido, es positivo para que se hable del tema. 

“Inmediatamente después de la pelea hice la conferencia de prensa  y quiero que la gente entienda que sí se vio una emoción cruda, pero quiero que todos sepan que estoy bien. Me alegra que hayan podido ver esa emoción cruda, y tocamos el lado mental de las cosas. Se trata de todos, no solo de los luchadores y deportistas, a cualquiera le puede pasar. Creo que es bueno para la concienciación. Creo que estas son conversaciones que la gente debería tener”, explicó el australiano. 

Exceso de presión

Ahora bien, desde el punto de vista deportivo este Volkanovski es algo más indescifrable, impredecible. De este modo, pese a que ha afirmado que quiere mantener la pelea frente a Ilia Topuria en enero, hay momentos en los que parece que, si se sienta a pensar cinco minutos, podría replantearse las cosas: “A veces te presionas mucho porque sé que necesito aprovechar al máximo mi mejor momento porque mis días están contados”. 

En realidad, si recapacita sobre sus propias palabras y se da cuenta de que, quizás, es ese exceso de presión (que tanto él como la propia mitología del deporte le imponen) lo que le puede llevar a fallar, entonces es probable que se replantee UFC 297. Veremos a ver qué pesa más, si la ambición y la presión u otras cosas.