Esperamos vivir una experiencia extraordinaria en Casablanca

En España, la decisión de la FIFA de ceder la organización del Mundial 2030 a la candidatura conjunta con Portugal y Marruecos ha sido celebrada por todo lo alto. Casi 50 años después, nuestro país acogerá de nuevo una Copa del Mundo, aunque sea compartida, y podrá convertirse de nuevo en el centro del mundo futbolístico por unas semanas.

Sin embargo, la alegría en Portugal y especialmente en Marruecos no se ha quedado atrás. El país magrebí sigue quemando etapas para instaurarse como una potencia en el mundo del fútbol después de haber cuajado el mejor Mundial de cualquier selección africana en la historia, y ahora cumplirá un viejo anhelo al ser el segundo país del continente en celebrar el torneo.

Tras seis intentos, Marruecos ha conseguido por fin cumplir un deseo que les viene esquivando desde 1994. Ese año presentaron su primera  candidatura, que acabaría cayendo en manos estadounidenses, a la que siguieron las de 1998, 2006, 2010, con mundiales celebrados finalmente en Francia, Japón, Alemania y Sudáfrica. La penúltima, la de 2026, tendrá lugar de nuevo en Norteamérica, entre Canadá, Estado Unidos y México

Por eso mismo, la Real Federación Marroquí de Fútbol (FRMF) se ha mostrado este jueves llena de ambición e ilusión por organizar el campeonato. Faouzi Lekjaa, su presidente, anunció este jueves las seis sedes que propondrá Marruecos para el Mundial 2030 pero fue un paso más allá, expresando su firme deseo de organizar la final de la competición en el futuro estadio de Casablanca.

Desde que se hizo oficial la decisión de la FIFA, la especulación y la expectación en torno al Mundial y todo lo que lo rodea ha sido máxima. España será el país que más sedes aporte, por lo que muchos señalaban el Santiago Bernabéu o incluso el Camp Nou como posibles sedes para la gran final de la centenaria Copa del Mundo. Además, es con diferencia el país que congrega al año mayor cantidad de partidos de alto nivel. 

En cambio, en Marruecos tienen otros planes. La FIFA exige que el estadio anfitrión de la final ofrezca al menos 80.000 localidades, característica que únicamente cumplen los templos madridista y blaugrana, pero ese no será impedimento para el país árabe. Pensando inicialmente en 2026, sus autoridades encargaron a la firma de arquitectos española Cruz y Ortiz el diseño de un estadio de 93.000 espectadores en Casablanca que ahora aprovecharán para intentar adjudicarse la final.

Cruz y Ortiz

“Esperamos vivir una final extraordinaria que honre a todo el continente y a las jóvenes generaciones en un estadio en Casablanca que será extraordinario y maravilloso“, expresó Lekjaa sobre el futuro estadio de la capital económica de Marruecos, cuyo proyecto ya está en ciernes con ese objetivo como meta final: albergar la final del Mundial. La competencia será feroz, ya que Portugal también querrá pugnar por la final, pero en Marruecos confían mucho en sus posibilidades.

Casablanca, por tanto, apunta a ser la joya de la corona de Marruecos de cara al Mundial de entre sus seis sedes: Agadir, Marrakech Casablanca, Rabat, Tánger y Fez. Aun así, como la FIFA exige a la candidatura conjunta entre 14 y 18 estadios en total, el presidente de la Federación marroquí aseguró que “hay más sedes sobre las que se tomarán decisiones próximamente”.

“Las sedes que vamos a presentar no solo van a tener las exigencias de la FIFA, sino que gozarán de diversidad cultural y de riqueza geográfica“, aseguró Lekjaa, que destacó también la proximidad geográfica, dado que, indicó como ejemplo, a Madrid y Lisboa las separa de Casablanca alrededor de una hora de vuelo.

De la ceremonia inaugural, Lekjaa explicó que aún no se sabe dónde será, aunque sí informó de que las celebraciones del centenario de la Copa del Mundo se producirán en Latinoamérica entre una semana y diez días antes del comienzo del torneo. Una circunstancia que, lejos de lamentar, festejó: “Esto hará que los aficionados de todo el mundo puedan celebrar un verdadero mundial centenario”.

El país norafricano tiene clara una premisa: el Mundial es prioritario en todos los sentidos posibles, y su final más aún. Y por eso no escatimarán en recursos e inversión para lograr “una Copa del Mundo extraordinaria entre las dos orillas del Mediterráneo y que representan a dos grandes civilizaciones“, con la que pretenden sin ir más lejos duplicar la llegada de visitantes a su país, como dejó caer por su parte la ministra de Turismo de Marruecos, Fatim-Zahra Ammor.