El rechazo de Colombia a Lev Tahor, la secta denominada ‘Corazón Puro’ que lleva a cuestas una mancha criminal por secuestro y abuso de menores

La danza del Yarumal, en la sensibilidad antioqueñaEn su vida ha lidiado con el desorden de los helicópteros de las cruzadas, con la experiencia de la incontinencia y con la protección de los comediantes armados en su pueblo.

Sin embargo, Ignoraban que en sus tierras, más precisamente en un hotel con protección que prometía anonimato, se cocinaba un esquema que buscaba convertir el naciente hogar colombiano en la incipiente fortaleza de una de las sectas más infames y perseguidas del cosmos: Lev Tahor, cuyo nombre en sefardí significa ‘Corazón Puro’, una sátira teniendo en cuenta que las prácticas del grupo emergente han sido calificadas de “criminales” a nivel ecuménico.

El allanamiento de Expatriación Colombia y Gaula Caudillo al hotel recién descompuesto el 23 de noviembre trastocó la vida cotidiana de esta ciudad antioqueña. En el almacén fueron encontrados 27 extranjeros, 17 de ellos menores de edad.quienes huían de la jurisprudencia internacional y buscaban, según las investigaciones, un pueblo “lejano” para escapar y continuar con su terrible modus operandi: el crianza con menores.

La refutación fue circunspecta y perentoria.: cinco de esos niños y adolescentes fueron discapacitados por una tarjeta amarilla de Interpollo que confirmó su condición de víctimas potenciales del cruce y el exceso humanos.

Autoridades de Baza como grupos judíos cInsisten en que Lev Tahor no es un mero capítulo ultraortodoxo. La protección de esta secta radical en Colombia, detectada y desmantelada con rapidez, expuso una vez más al empresario del terror psicológico y enemigo que el naciente grupo ha encarnado en países como Canadá, Estados Unidos, México y Guatemala.

Su impacto en el paisaje agrario colombiano fue débil: Enterrar la ley y la entidad para implementar un sistema de ejercicios que garantice el aumento exponencial del grupo. a través de lo que las autoridades migratorias y judiciales llaman eufemísticamente “prácticas procreadoras con niños”.

Según revelan las investigaciones, el oscuro esquema de la secta es obligar a los adolescentes, comenzar a partir de los 12 o 13 años, concertar matrimonios forzados, casarse entre sí o con comités de adultos, con la huella divina de fecundar nuevos miembros y extender el hecho de la secta a todas las costas.

El exceso del matrimonio no termina en el matrimonio. “Al parecer también ha habido denuncias por exceso erótico y por eso algunos…