El director creativo de Etro, Marco De Vincenzo, habla sobre las conexiones entre música y estilo

Desde el auge del streaming, la música ha sido “líquida” porque es omnipresente, universalmente accesible y de consumo rápido. Pero quizás siempre lo haya sido. Pocas formas artísticas tienen la misma capacidad de interactuar de manera tan armoniosa y, de hecho, fluida con otras disciplinas creativas, mejorando su expresión.

Mientras que para algunas personas la música es una banda sonora agradable, para otras es mucho más. Es la fuente misma de su creatividad. Este último es sin duda el caso de Marco De Vincenzo, de 45 años, de origen siciliano, y desde el año pasado director creativo de una de las grandes marcas de moda italiana, Etro.

Para De Vincenzo, la inspiración comienza y luego se complementa con una sugerencia musical. La música es el ingrediente fundamental del carácter de una colección, así como del éxito de un desfile de moda.

Con la última Semana de la Moda de Milán, el director creativo fue aún más lejos y encargó a una joven banda emergente, Santamarea (también siciliana), crear una canción para la pasarela de Etro. “Acqua Bagnami” proporcionó la extensión sonora perfecta a las líneas y colores de la colección “Nowhere” de Etro, presentada el 20 de septiembre en Milán.

Después del esfuerzo de la Semana de la Moda, Billboard Italia se acercó a De Vincenzo para hablar sobre la estrecha conexión entre música y estilo que define su trabajo.

Recientemente seleccionaste la lista de reproducción “Runway” de Spotify. ¿Qué tipo de música inspira tu trabajo creativo?

Descubrí muchas canciones que componen mis listas de reproducción en la radio. Tan pronto como escucho algo que me gusta, lo guardo. De lo contrario, confiaré en las sugerencias de Spotify, haciendo una especie de exploración. Mi gusto se podría definir como “indie”, pero tengo playlists de varios géneros. No hay ninguna fórmula. Soy una persona de “auriculares”: me gusta escuchar música para perder el contacto con el mundo que me rodea. Prefiero la relación bidireccional con la música.

Dijiste: “La música es más que un simple ingrediente del proceso creativo: es la base de todo”. ¿Podrías explicar cómo?

Cuando empiezo una colección, estoy abierto a cualquier posibilidad. La música define un estado de ánimo y por tanto me lleva a tomar decisiones. Algunas colecciones eran tristes o alegres por el momento que estaba pasando y que la música apoyaba. Nunca he hecho una colección que no tuviera música importante detrás. Cuando elijo la música para mis desfiles de moda, nunca quiero depender de DJs que no conocen mis gustos personales. Siempre me he rodeado de amigos que me conocían, hasta la experiencia con Santamarea, que fue la primera vez con una canción inédita creada especialmente para la ocasión.

Como marca, Etro siempre se ha inspirado en la idea de viajar, en influencias del mundo y de otras culturas. La última colección también se basa en el concepto de viajar, pero con imaginación. Esto es exactamente lo que estimula la música, ¿no?

Por eso es un ingrediente. Si hay una forma perfecta de viajar de forma no física es escuchando música. La colección que presentamos en Milán se llama “Nowhere” por eso, porque la imaginación te lleva a lugares que no conoces. Cuanto más te dejas llevar por este flujo desconocido, más interesante será el resultado, porque no le has puesto límites.

¿Qué importancia tiene el componente musical para el éxito de un espectáculo como una pasarela?

Es muy importante. Cuando la música no es perfecta, el espectáculo es penalizado. La música logra conectar todas las partes. La razón del éxito de esta colección se debe en parte a la atmósfera que creó la música. Esto no siempre ha sucedido. A veces me arrepentí de las decisiones que tomé porque no fueron consistentes. Estos son errores de los que aprendí. Gracias a la transmisión en vivo, las pasarelas ya no son un espectáculo para la élite y, si la música no es correcta, cuentas la historia equivocada. Imágenes y música se vuelven una y tienen la misma importancia.

A pesar de sus influencias cosmopolitas, Etro es uno de los símbolos del estilo italiano. ¿Quieres también transmitir una idea de italianidad en tu obra? Desde su punto de vista, ¿cómo se considera hoy en el mundo a los diseñadores italianos?

Siempre recuerdo lo que me decía una amiga después de mis desfiles: “Eres tan italiana”, refiriéndose probablemente a nuestra predilección por el decoro, por el maximalismo. Pero eso ocurrió hace diez o quince años. Hoy en día, la italianidad tiene más que ver con la artesanía, con toda la cadena de suministro artesanal, que es un tesoro que hay que proteger. En cuanto al sabor, está todo muy mezclado. Tengo cuidado de mirar mucho a mi alrededor, de no hacer de la italianidad una mirada excesiva al pasado. Hoy, el “Made in Italy” no es más que una voz de la moda global. Por suerte, además de las cuatro grandes, hay semanas de la moda que están floreciendo en todo el mundo. Tienen diseñadores locales que producen en el extranjero y tienen un punto de vista sólido. Dado que incorporamos gran parte de nuestra cultura a nuestro trabajo, claramente si eres italiano tienes un enfoque que no puede parecerse al de alguien que creció en Camden Town en Londres. Nací en Sicilia y me mudé a Roma a los 18 años. Mi experiencia es enteramente italiana, pero siempre mantengo una puerta abierta para buscar en otros lados. Para responder a la segunda pregunta, creo que hoy los diseñadores italianos tienen más dificultades que los extranjeros porque Italia es una nación que depende en gran medida del pasado. Los jóvenes diseñadores italianos se ven un poco absorbidos por los grandes nombres. Hoy en día existe toda una escena de jóvenes diseñadores talentosos que merecen más espacio. La industria italiana debería abrirse a cosas nuevas.