Accidente mortal cerca de Chibougamau: el cinturón “podría haberla salvado”, insisten sus padres
Written by rasco on January 4, 2024
Los padres devastados por la pérdida de su hija insisten en la importancia de usar el cinturón de seguridad, un simple hábito que “podría haberla salvado” de un accidente ocurrido mientras se disponía a celebrar el Año Nuevo con su familia.
“Cuando nuestro hijo nos llamó para darnos la noticia, nos desplomamos, nos dolía mucho… Acabábamos de pasar por delante del lugar apenas cinco minutos antes”, cuenta Nick Polson, con un sollozo en su voz.
Su hija Angélica Cheezo, de 32 años, iba pasajera en un automóvil que se salió de la carretera y volcó varias veces en la ruta 113, cerca de Desmaraisville, en Nord-du-Québec, el 28 de diciembre.
Al no llevar puesto el cinturón de seguridad, murió instantáneamente, según informó el padre de la joven. Dos de los otros tres ocupantes del vehículo, amigos, resultaron gravemente heridos.
“Intentamos recordar a la gente que use el cinturón de seguridad, independientemente de su edad. Podría haberla salvado…” se lamenta el señor Polson.
Alcohol al volante
METROa mí Cheezo se dirigía a su casa en Waswanipi para celebrar el Año Nuevo cuando ocurrió la tragedia. Es una comunidad indígena ubicada a medio camino entre Lebel-sur-Quévillon y Chibougamau.
Según la Sûreté du Québec (SQ), el hombre que estaba al volante estaba bajo los efectos del alcohol cuando giró bruscamente. Fue arrestado después de que su condición fuera estabilizada en el hospital para realizarle análisis de sangre.
“Pero pueden pasar meses antes de que tengamos los resultados”, explica Hugues Beaulieu, portavoz de la SQ.
Consultada sobre el estado de ebriedad del conductor, la familia de la víctima prefirió no pronunciarse sobre la situación.
“No tengo nada contra él, era un buen amigo de Angélica. Estoy seguro de que se culpará a sí mismo y se lo pensará dos veces antes de volver a ponerse al volante”, afirma Polson.
Una estrella en el cielo
Además de sus padres, Angélica Cheezo se marcha para llorar a sus dos hermanas, sus dos hijas de 14 y 15 años, así como a decenas de amigos.
Unos días después de su muerte, muchas personas se reunieron frente a la guardería donde trabajaba para presentar sus últimos respetos durante una vigilia con velas.
“Era tan entrañable y generosa con todos que la gente quería devolverle el amor que ella les brindó todos estos años”, dijo su padre.
“Esa noche sólo había una estrella brillando en el cielo. Nos decimos que era ella la que nos observaba desde allá arriba”, añade.
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