¿Otra elección federal, en serio?

OTTAWA | El gobierno de Carney y los partidos de oposición están inmersos en un tira y afloja sobre el presupuesto que podría llevarnos a elecciones que nadie dice abiertamente que quiere.

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Es el ballet clásico de los gobiernos minoritarios: todos se acusan mutuamente de mala fe y de caer en política mezquina con vistas a una votación de la que depende su supervivencia.

Los liberales empezaron afirmando que las elecciones eran posibles debido a la “falta de seriedad” de la oposición, que no muestra ningún interés en ayudarles a aprobar el presupuesto del próximo 4 de noviembre en un contexto económico incierto.

Es difícil que los conservadores voten a favor.

El Bloc Québécois ha elaborado su larga lista de costosas demandas: más dinero para las personas mayores de bajos ingresos, 800 millones en reembolso del impuesto al carbono y más fondos para vivienda y salud.

Todo esto sin elevar el déficit más allá de los 80 mil millones de dólares. Un déficit que, según los cálculos de algunos economistas, podría ascender a casi 100 mil millones de dólares.

Votos para decidir

Lo que deja decidir a los siete miembros del Nuevo Partido Demócrata (NDP), que no parecen ponerse de acuerdo sobre los próximos pasos.

El gobierno de Carney está muy cerca de la mayoría. Todo lo que necesita son tres amigos al otro lado de la Cámara de los Comunes que le ayuden a sobrevivir a la votación del presupuesto.

También existe la posibilidad de que algunos diputados de la oposición desaparezcan durante la votación, lo que les permitiría conservar a medias su honor.

Convocar nuevamente elecciones es una propuesta extremadamente arriesgada para los liberales, ya que las encuestas son cada vez más ajustadas.

Mark Carney aprovechó circunstancias excepcionales para ganar. Además, el déficit corre el riesgo de llamar la atención y todavía estamos esperando el acuerdo prometido con Estados Unidos.

El hombre para el trabajo

Al no haber logrado controlar a Trump, el Primer Ministro tenía ayer la misión de convencer a los canadienses de que todavía era el hombre adecuado para capear la tormenta económica que apenas comienza a soplar en un discurso que revela la mayor parte de su presupuesto.

Un discurso en horario de máxima audiencia. “No vamos a transformar nuestra economía fácilmente ni en unos meses, requerirá ciertos sacrificios y llevará tiempo”, afirmó.

Otra señal de que los liberales están a la ofensiva para aprobar su presupuesto.

Si quieres la paz, prepárate para la guerra, porque los accidentes ocurren muy rápidamente.