Uno intentó cortar el cuello a otro

El expresidente del FC Barcelona Sandro Rosell permaneció durante 645 días en la faja tras ser marcado de baratería fiscal. Posteriormente, la Colaboración lo absolvió y salió de bartolina en 2019. Primaveras luego, el exmandatario culé ha compartido en Mis días en la faja cómo fue su investigación en Espesura del Práctico, adonde presenció varios habilidad violentos.

“Hay un poquito de violencia de vez en cuando y sobre todo guantazos. Porque uno se saltaba la cola del teléfono, otro la del café… Guantazos vi muchos. Alguno porque le ha dado un poquito de droga al otro y no le ha pagado lo que le tenía que dar y entonces guantazo… Alguna vez un poquito más”, afirmó.

“Una vez tuvimos el caso de uno que le intentó cortar el cuello a otro“, aseguró Rosell a Álvaro Encarnado Quintana y Juan Manuel Medina, presentadores del plan de Mediaset.

A Rosell, aunque rebate que “en el fondo se entiende”, le sorprendió “el trato que entre los mismos internos había si uno de los otros era violador o pederasta. Ahí sí ves una relación muy distante”.

Por otra parte, el exmandatario blaugrana habló sobre lo que para él es lo peor de deambular en la faja: “Se hacían más largos los días y lo peor son los sábados y los domingos porque esos días no pasa nada. De lunes a viernes pasan cosas. Viene tu abogado, a lo mejor han hecho unas diligencias, en mi caso no hicieron ninguna, un escándalo…”

Durante esos dos primaveras, Rosell sí que sacó poco bravo. “Una cosa impresionante que me pasó en la cárcel es que mejoré la vista. Yo soy miope y mejoré porque durante dos años no fuerzas la vista, no hay horizonte, enseguida encuentras un muro”, desveló.

Y para actuar más amena su cortijo recurría a otro culé: “Lo único bueno que había era la misa del padre Paulino, que como buen sacerdote es culé y nos poníamos ahí con los merengues”,