“Todos en la calle contra Milei”: la protesta de hoy en Argentina

Una masiva manifestación que congregó a varias columnas sindicales, gremios y representantes de organizaciones sociales, colmó las calles de Buenos Aires bajo la consigna “Todos en la calle contra Javier Milei”, en una protesta que ha personalizado en el presidente argentino, todos los males que hoy sufre la nación suramericana.

La marcha, que llegó a la Plaza de Mayo, fue encabezada por la Confederación de Trabajadores Argentinos (CTA) junto a otras organizaciones sindicales, sociales y políticas, que repudiaron al gobierno de Milei y llamaron a construir “un sujeto colectivo que tome en sus manos la movilización popular y enfrente al Gobierno”.

Esta jornada de lucha fue el cierre de un proceso: estuvo precedida de tres meses de reuniones entre agrupaciones del campo nacional y popular que, aunque comparten su oposición al gobierno de Milei, enfrentan evidentes dificultades para encontrar cómo darle pelea.

Sin embargo, la marcha de este viernes significa un paso más hacia la unificación de criterios y formas de lucha, que habían quedado desmembradas y desmovilizadas por los errores de gobiernos anteriores.

Los oradores principales fueron los dos referentes de las CTA, Hugo Godoy y Hugo Yasky. Los dos pusieron el foco sobre los grupos económicos que sostienen al gobierno de Milei, con un modelo que produce ganancias financieras y quiebras en el aparato productivo, y que aumentó la indigencia hasta llevarla al 18 por ciento.

“Días atrás los diarios publicaron las fotos de los empresarios más ricos de la Argentina: Marcos Galperín, Eduardo Eurnekián, Paolo Rocca… son los mismos que hoy gobiernan y le dan sustento a la bicicleta financiera con la que se llevan, a costa de nuestra angustia, la riqueza producida por los argentinos. Son esos ricos los que quieren gobernar”, dijo Godoy.

Yasky, por su parte, apuntó que Milei “convirtió la riqueza de la Argentina en un banquete, en el festín de los dueños del poder económico, mientras le niega el pan a los trabajadores”.

Esta vez no hubo represión, aunque la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desplegó un operativo en las calles del centro, como diciendo “acá estoy”. La ostentación de fuerzas no tenía otro sentido que el de meter miedo. Y, de hecho, hubo personas que en lugar de marchar se quedaron en la 9 de Julio por temor a caer en una encerrona represiva.