supera a Kareem Abdul-Jabbar para convertirse en el máximo anotador de la historia de la NBA
Written by rasco on February 8, 2023
LeBron James ha batido un récord de esos que parecía que jamás caerían, que aguantaría el paso del tiempo sin que ningún deportista fuera capaz de superarlo. El jugador de los Lakers aumentó un poco más su ya de por sí gran leyenda al convertirse en el máximo anotador de la historia de la NBA, superando nada más y nada menos que a otro mito como Kareem Abdul-Jabbar. Con sus puntos ante los Thunder -partido que han perdido los angelinos (130-133)-, el jugador de Akron supera por dos puntos los 38.387 de otra leyenda del equipo angelino. La nueva marca de James es 38.389 puntos y la irá aumentando, pues tiene por delante, esta temporada, más de 20 partidos al margen de que su equipo se clasifique o no para los play off.
Conocido ahora como The King, el apodo de LeBron era otro tanto en su etapa universitaria como en sus primeros años en la NBA. The Chosen One (el Elegido) le llamaban. Sin duda, no pudo haber mejor elección, pues se ha convertido en uno de los mejores jugadores de la historia y va a ritmo de récord a sus ya 38 años.
Son ya casi 20 años de carrera, desde que fuera elegido el número 1 en el draft de 2003 por el equipo de su ciudad -nació en Akron, Ohio-, los Cleveland Cavaliers. Sus siete primeras temporadas las pasó allí, donde se convirtió desde el primer año en una de las grandes estrellas en la liga. Sin embargo, ser profeta en el lugar donde nació se le resistió, y tras siete años en los Cavs y unas finales perdidas, decidió marcharse al calor de Miami.
The Decision se llamó el programa en el que anunció su marcha de Cleveland para irse a los Heat. Sin duda, la peor decisión de su carrera, por las formas que por el fondo, pues en Florida logró esos anillos que tanto ansiaba. Perdió de nuevo una Final en 2011 (ante los Mavericks de Nowitzki), pero después ganó dos títulos consecutivos (2012 y 2013). Mientras, acumulaba marcas y récords a un ritmo estratosférico.
Tras otra final perdida, esta vez ante los San Antonio Spurs en 2014, decidió que tenía que quitarse la espina que tenía clavada: la de triunfar en el equipo de su tierra. Volvió a los Cavaliers, un equipo que ni siquiera se clasificaba para los playoffs, y lo llevó a la gloria. Los implacables Golden State Warriors le impidieron ganar el anillo en 2015 y 2017, pero no en 2016, donde James ofreció en aquellas Finales una de las actuaciones más épicas de la historia del deporte ante Stephen Curry, Klay Thompson y compañía, siendo el líder en todos los apartados estadísticos (puntos, rebotes, asistencias, robos y tapones) de ambos equipos.
La tiranía de los Warriors y el techo que vio en aquellos Cavs hizo que decidiera marcharse al glamour de Los Angeles. Lo hizo, eso sí, de una manera muy distinta. Había aprendido la lección y su marcha fue entre tristeza pero también agradecimiento.
En los Lakers, el camino tampoco ha sido sencillo. Llegó a un equipo en reconstrucción, y lo puso patas arriba. El talento joven y prometedor se fue para que llegara un escudero de lujo: Anthony Davis, una de las grandes estrellas de la NBA. Junto a él, llegó otro anillo en la burbuja de 2020, en plena pandemia.
Durante todos esos años, los récords y reconocimientos iban cayendo uno detrás de otro. Dos MVP de la temporada regular, cuatro de las Finales, All-Star en cada temporada que ha jugado, 16 veces en el mejor Quinteto de la liga… y, lo más importante, cuatro anillos de campeón.
Sus últimos años en los Lakers están siendo complicados, con un equipo que no acaba de funcionar, pero LeBron sigue pareciendo un extraterrestre. Como si el tiempo no pasaran por él, exhibe un físico poderoso a sus 38 años. ¿Sus números? Sobrehumanos para su edad: 30 puntos, 8,5 rebotes y 7,1 asistencias por partido.
El récord de Kareem Abdul-Jabbar ya ha caído, y ahora habrá qué ver cuál es su límite. James quería batir esa marca y ahora le toca centrarse en lo que más lo importa ahora: ganar otro anillo más.