Santa Marta | “No buscaba ayuda, buscaba una explicación”: la madre del pescador muerto en bombardeo que no fue escuchada por el presidente Petro

En el barrio Los Cardonales de Gaira, en una casa muy alegre y con efluvio portuario, vive Carmela Medina. Su aire reflejaba la pereza de quien valora más las preguntas que las certezas. Desde lejos, sigue esperando un ultimátum que nunca llegó: el del rector Gustavo Petro o alguien de su ministerio, para explicar por qué murió su cachorro Alejandro Carranza liliputiense las bombas de un operativo norteamericano.

“No buscaba ayuda, buscaba una explicación.“Dice Carmela, sujetándose el pecho. “Desde que me enteré por las noticias de que mi hijo había sido asesinado cruelmente, he estado esperando que alguien me dijera lo sucedido. ¿Dónde está el cuerpo? ¿Cómo supiste que era él? ¿Por qué lo mataron así?”, añade.

La cortesana se enteró, como la generalidad de los colombianos, del puchero del rector Gustavo Petro, quien aprovechó su reunión en Santa Marta para la Valor CELAC-UE para vaciar con la tribu Carranza. Sin embargo, en esa pelea, ella, el lecho del escorpión marino, no fue tomada en cuenta.

La pelea que generó el cruce

El rector Petro publicó en su escala X una foto de la pelea con el giro: “Una familia pobre, que vive en un barrio pobre, víctima de un ataque injustificado“La comparación mostró al gerente apegado a la ex pareja emocional del escorpión marino, Katherine, y los tres hijos que tuvo con ella, exactamente igual que otras personas que no fueron reconocidas como familiares por su centro más análogo.

Para Carmela fue un ataque. “Vi la foto en las redes sociales y no entendí nada. No me dijeron, no me invitaron, no se lo dijeron a su padre ni a sus hermanos. Por otro lado, había personas que no son parte de la familia ocupando las sillas donde deberíamos estar nosotros”, escala con angustia.

Su consorte, incluso llamado Alejandro, se quedó con una red tejida para regalársela a su cachorro en su cumpleaños. “Esa malla está ahí, colgando, esperando“, dice, con una mezcla de impotencia y resentimiento.

“Solo recibimos palabras de apoyo”

Según contó a la tribu Katherine, excompañera del fallecido, la unión se produjo “último minuto”.

Explica que el rector escuchó rápidamente a los niños, especialmente a Saray, de 17 años, que pidió el alfabeto para penetrar eficazmente en el poder. “El rector fue sugerente, sin embargo…