Los japoneses no están teniendo suficientes hijos y el país podría desaparecer

Japón registró la tasa de natalidad más baja de su historia en 2022, cuando se registraron casi el doble de muertes que nacimientos en el país. Para el gobierno es urgente tener hijos, de lo contrario la nación japonesa podría desaparecer.

“Si seguimos así, el país corre el riesgo de desaparecer”, dijo la semana pasada el exministro Masako Mori en una entrevista con Bloomberg en Tokio. El ex funcionario electo ahora asesora al primer ministro Fumio Kishida sobre el creciente problema de la tasa de natalidad en declive en el país.

Esta advertencia, el primer ministro también la había lanzado a finales de febrero ante el Parlamento. El Sr. Kishida entonces advirtió que la red de seguridad social, la economía y la defensa del país están seriamente amenazadas por la baja tasa de reproducción de los japoneses.

El 28 de febrero, Japón anunció que la crisis demográfica a la que se enfrenta ha empeorado en 2022, ya que se han contabilizado menos de 800.000 nacimientos en el país, frente a casi 1,58 millones de muertes (una disminución de la población de unas 780.000 personas).

La disminución de la población también se aceleró en los últimos años, cuando el récord anterior de 644.000 se estableció en 2020-2021, según datos del gobierno. La población total del país debería pasar de los 125 millones de habitantes actuales, a 88 millones en 2065, según sus estimaciones, una caída del 30% en 45 años.

Según el Banco Mundial, Japón, la tercera economía más grande del mundo, es también uno de los países más envejecidos del mundo, con un 29% de su población mayor de 65 años. A modo de comparación, el pequeño estado de Mónaco ocupa el primer lugar con un 36 % de su población mayor de 65 años, mientras que Italia ocupa el tercer lugar con un 24 %.

Canadá representa el 19%.

Convencer a los jóvenes para reproducirse

Dado que es probable que el número de personas mayores represente una pesada carga para la débil población trabajadora del país, el gobierno está tratando por todos los medios de convencer a los jóvenes de que tengan hijos.

Tokio, por ejemplo, ha ideado una campaña que alienta a las empresas a dejar que sus empleados salgan temprano del trabajo para que estén lo suficientemente en forma para tener relaciones sexuales.

También se han introducido incentivos económicos, pero los analistas creen que estos intentos han sido demasiado tímidos y que luchan por abordar las causas estructurales que impiden a los japoneses tener hijos, como el costo de vida o el equilibrio entre familia y trabajo.