Los árbitros españoles amenazan con la huelga y piden protección contra la “violencia verbal y física” que sufren

El estamento arbitral español no atraviesa por su mejor momento. La sombra de la duda derivada del ‘caso Negreira’ se ha extendido sobre los colegiados de manera imparable, y su labor está más cuestionada que nunca. El descontento generalizado, además, ha llevado a muchos, incluso en categorías amateur y fútbol base, a incrementar su animadversión hacia ellos de forma violenta, generando una tensión que ha llegado a un punto insostenible.

Así lo ha reflejado el Comité Técnico de Árbitros este miércoles por la tarde en un comunicado, emitido para mostrar la preocupación del colectivo “por el incremento de violencia verbal y física” hacia los colegiados en cada campo que visitan, y culpando en cierta medida a los clubes por la situación actual, y dejando caer la posibilidad de organizar una huelga arbitral como protesta.

“Es difícil ejercer nuestra labor en un escenario con insultos, presiones, amenazas, y agresiones. Todo ello por, presuntamente, cometer errores arbitrales en el “fútbol aficionado” y, lo que es más grave, en el “fútbol base”, categorías que a todas luces deberían considerarse de ocio y formativas”, detalla de inicio el escrito.

El comunicado denuncia la violencia reiterada contra el colectivo, a la par que defiende su honradez: “Obviamente, somos conscientes de que cometemos errores y lamentamos cuando se producen, pero tenemos derecho a equivocarnos. Los árbitros se esfuerzan en mejorar, están obligados a superar pruebas físicas y técnicas y demostrar periódicamente sus conocimientos, dedicando mucho tiempo a prepararse para dar lo mejor de sí mismos cada fin de semana”.

“No debemos obviar que los árbitros se juegan los mismos objetivos que los clubes, la posibilidad de ascender o descender deportivamente al finalizar la temporada. Resulta sorprendente la facilidad con la que se descalifica o, lo que es peor, se pone en duda la honestidad de todo el colectivo arbitral” amplía el comunicado en su queja, comparando la labor arbitral con la de los clubes.

El mismo escrito, antes de dejar caer la posibilidad de emplear “medidas drásticas” para revertir la situación, llama a la reflexión a todos los agentes implicados en el fútbol español (deportistas, técnicos, clubes, directivos, aficionados, medios de comunicación y árbitros): “Debemos unir fuerzas para acabar con esta lacra, por eso pedimos la máxima implicación de las instituciones y la clase política, para evitar, entre todos, un incidente con final irreversible”.

Antes de finalizar, el texto realiza una petición para “sancionar de forma ejemplar” estas situaciones, para proteger “a un juez deportivo como se merece”, y para detener “esta campaña de desprestigio continuo hacia los árbitros, que lo único que genera es cuestionar la honradez y honorabilidad de todo el colectivo”.

Para acabar, ya sí, una última reflexión, y una amenaza velada que podría paralizar el fútbol español: “Nuestro único objetivo es no tener que lamentar ningún incidente más, lo que podría llevarnos a adoptar medidas drásticas e inmediatas que repercutirían directamente en nuestras competiciones, obligándonos a no exponer la integridad física de nuestros colegiados“.