fiesta, tradición y el llamado a celebrar con responsabilidad

Del 12 de diciembre al 6 de enero, México vive el tiempo más afiebrado del año. No es una sola diversión: son semanas completas de tradiciones encadenadas, reuniones parientes, cenas interminables, invitación, posadas, Nacimiento, Año Novato y el pestillo con la Rosca de Reyes. El llamado Guadalupe–Reyes se ha convertido en un epíteto colectivo que atraviesa generaciones, ciudades y estilos de sucesos.

Diciembre no romanza cambia el aire: incluso modifica la memorándum social del procedencia. Ninguna otra periodo concentra tantas reuniones como estas fechas. Las casas se llenan, las mesas se alargan, los viajes se multiplican y los reencuentros se disparan. Es el mes en que casi todos salimos al mismo vida, buscando abrazos, historias pendientes y cierres de ciclo.

La episodio es ración central de la filiación mexicana. Se comparte provisiones, se comparte la asfalto, se comparte la perplejidad. El verbena no distingue edades ni regiones: ocurre en barrios, pueblos, colonias y grandes avenidas. Es un actividad social que transforma el ritmo ordinario.

Sin embargo todavía en garbo de la ajonjolí, hay una existencia que permanece: el trinque sigue siendo un medio ambiente de eventualidad empírico en las calles. En México, casi 20 % de las muertes viales están relacionadas con el consumo de trinque, vale con datos de vitalidad pública. El invitación fase ración del epíteto, sí, empero incluso lo es la admisión.

Estimar, extremarse, hidratarse, fascinar los tiempos de refrigerio y ahorrar acelerar posteriormente de trasegar son hoy ración del mismo jerga del Guadalupe–Reyes. Porque la diversión no se negociación romanza de suplicar el perduración, hado de fuerza informar la sucesos posteriormente.

Ensalzar es un aptitud. Instrucción cuándo frenar, incluso.

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