En su libro, Lisée revela secretos sobre Trudeau y Lévesque

Cuando eran jóvenes, Pierre Elliott Trudeau evitó dos veces el reclutamiento y René Lévesque estaba convencido de que Quebec no tenía futuro.

Esto es lo que el ex líder y columnista de Parti Québécois Jean-François Lisée revela en su libro, que se publicará el martes, titulado Lévesque/Trudeau: Leur Jeunesse, Notre Histoire.

Analiza los destinos que se cruzan de estos dos gigantes políticos, que eran amigos y luego adversarios, chocando durante la crisis de octubre, el referéndum de 1980 y la patriación de la constitución.

Pierre Elliott Trudeau tenía 20 años cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. En mayo de 1944, el juez Léon Lajoie le permitió detener su entrenamiento militar para estudiar español en la Universidad de México.

Sin embargo, a su regreso en septiembre, el joven Trudeau recibió la orden de unirse a una unidad, lo que no quería hacer, ya que deseaba seguir estudios más allá de la ley, en Harvard.

Una vez más, Léon Lajoie, de la Comisión de Mobilización para el Área de Montreal, le otorgó un respiro, pero no por las razones habituales de “industria” y “objeción concienzuda”.

La historia no dice si los dos hombres se conocían personalmente.

Lisée nos dice que el juez Lajoie estaba, sin embargo, cerca de un maestro que se convirtió en el rector de Collège Jean-de-Brébeuf, el alma mater de Pierre Trudeau y que se destacó en la escuela.

Evitó el reclutamiento por segunda vez en abril de 1945, cuando le pidió al juez Lajoie durante unos meses adicionales que completaran sus estudios en Harvard. Se le concedió un aplazamiento.

Todo era perfectamente legal, pero Pierre Trudeau nunca respondió al respecto, porque habría sido “políticamente perjudicial para él”, señaló Lisée en una entrevista con La Presse Canadienne.

“Fue un momento en que se hizo la pregunta: ‘¿Qué hizo durante la guerra, señor?’ (…) Podría haberlo lastimado en su carrera por el liderazgo, luego cuando fue elegido “.

Por su parte, René Lévesque, el ex primer ministro de Quebec que desencadenó un referéndum sobre la independencia en 1980, era bastante derrotista cuando era joven, encontró Lisée.

A fines de la década de 1940, Lévesque estaba convencido de que Quebec no tenía futuro y que Montreal se transformaría ante sus ojos en una ciudad estadounidense de habla inglesa.

Él escribió: “A pesar de las tradiciones y la retórica, a pesar de los Fleurs de Lys y la nostalgia (todo académico) por el antiguo régimen, somos estadounidenses. Creemos, sentimos, vivimos como estadounidenses”.

“Montreal, la segunda ciudad francesa del universo, pronto se quedará dormido en un colchón de Simmons, (…) después de haber presentado a Toastmaster, Mantequilla de maní y queso de piña para el desayuno”.

Tampoco es amable con los Quebecers, que muestran una “pesadez de la mente y el lenguaje, un afecto sereno y cómodo por los lugares comunes y las tópicas justas”, según él.

Lo que se revela en este libro es el alcance del pesimismo de René Lévesque, quien declaró en “Le Clairon” en Saint-Hyacinthe que Quebec tenía “No Tomorrow”, explicó Lisée en una entrevista.

“Su conversión al nacionalismo e independencia es aún más notable porque comenzó desde una posición de no esperanza para su nación”, dijo.

“Lévesque/Trudeau: Leur Jeunesse, Notre Histoire” es la primera parte de un tríptico que también incluirá “Leur Ascension, Notre Histoire” y “Leur Afrontement, Notre Histoire”.

–Este informe de La Presse Canadienne fue traducido por CityNews