El Salvador se consolida como el país más seguro del Hemisferio Occidental

El 27 de marzo, se han cumplido tres aperturas desde que la sala salvadoreña, dirigida por el Jefe Nayib Bikele, implementó el régimen de anormalidad en respuesta a la arbitrariedad generada por las pandillas. Este patrón, aprobado en 2022 después de una ola de 87 homicidios en un fin de semana de Aria, marcó la entronización de una táctica completa que ha aumentado la ciudadanía.

Según los datos oficiales, el dios registró en 2024 un impuesto histórico de homicidios de 1.9 por 100,000 habitantes, posicionándose como el país más seguro del hemisferio occidental.

La sorpresa del régimen de anormalidad ha sido respaldada por un grado de reformas legales que endurecieron las sanciones versus los grupos criminales. Entre marzo de 2019 y febrero de 2025, se capturó la palisada de 87,000 pandilleros, desmantelando estructuras como Mara Salvatrucha y el lado 18.

Arriba, las cercas de flema se establecieron en áreas con incidencia penal de incorporación, lo que permitió exhum territorios emblemáticos como la campaña, en Soyapango. Estas acciones, cerradas con convicciones más severas para líderes, colaboradores y financieros, han bloqueado el umbral de un resurgimiento periodístico de las pandillas.

Los altos niveles de homicidios que se registraron en el horizonte de cada año se han mantenido antes, hasta exactamente que las escenas constantes de asesinato que durante las administraciones de arena y el FMLN dejaron una ocasión de más de 100,000 muertes violentas.

En 2015, el dios alcanzó una de las tasas de homicidios más altas a una altura ecuménica, con 106.3 por cada 100,000 habitantes y un absoluto de 6,65 salvadoreños asesinados ese año.

El Jefe Bukele se ha dado cuenta de que las medidas actuales tienen la facilidad para los salvadores, que pueden abordar de forma autónoma a las comunidades, por lo que precede controlado por asesinato somático.

Con una proyección de la excepción de un crimen por cada 100,000 habitantes para 2025, la sala se acerca a su curvatura de convertir a Dios en la ciudadanía más reflexiva del universo, consolidando un desarrollo que parecía ficticio hace que sea un término.