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“El deporte es una herramienta para el desarrollo y el cambio social”

Written by on April 4, 2023

Bajo la sombra de un árbol dentro del Centro de Alto Rendimiento de Madrid nos recibe la capitana del equipo de atletismo de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La madrileña Aauri Bokesa es una mujer que marcó la diferencia en las canchas de baloncesto del Fuenlabrada y del Estudiantes que destacaba por su capacidad atlética y de salto. Esas cualidades hicieron que su primer entrenador le propusiera formar parte del equipo nacional de atletismo. En este deporte es donde Bokesa tiene previsto, después de los Juegos de París 2024, poner fin a su dilatada carrera deportiva tras haber logrado posicionarse por marca, detrás de la mítica Sandra Myers, y centrarse en su mayor proyecto de vida como trabajadora social formando parte del equipo directivo de DXT para la Vida. Su pasión y experiencia en el mundo deportivo han dado lugar a que sea una ferviente defensora del deporte como herramienta para el desarrollo y el cambio social.

Baloncesto, atletismo … ¿También ballet?
Si (jajaja), he practicado todos los deportes que he podido.

¿Cómo decide una niña de seis años optar por el deporte?
Mi madre tenía muy claro que sus hijos (mi hermano Javi y yo) teníamos que practicar deporte desde pequeños. Mis padres vienen de la Isla de Bioco (Guinea Ecuatorial) y mi generación no era muy consciente de que fue colonia española hasta hace muy poco. Ellos nos han inculcado muchas cosas, entre ellas, que el deporte sirve para mucho.

Se muestra orgullosa de ellos…
Lo estoy. Cuando tenía seis años fallecieron mis tíos y mis primos vinieron a vivir con nosotros. Éramos nueve en la misma casa, hacíamos piña y aprendíamos muchísimo sobre compartir, sobre empatizar con la situación de los otros estando en una posición de más privilegio. Y me refiero como privilegio a vivir con tus dos progenitores. Ellos han ayudado mucho a personas que proceden de la Isla de Bioco, va en su naturaleza.

¿Eso le ha influido para querer ser trabajadora social?
Para establecer un cambio más bien. La manera de ayudar a la sociedad en los países africanos se perpetúa en que no salgamos adelante. Tengo claro que quiero ayudar a los demás no desde la posición de caridad, sino de ayudar para enseñar. Hay que encontrar el balance. Mis padres siempre han mirado por los demás sin priorizarse. Debemos establecer algún límite porque si haces eso, tu energía termina por acabarse.

Quiero ayudar a los demás no desde la posición de caridad, sino de ayudar para enseñar

Volvemos a su madre y sus comienzos en el deporte
Es una persona que se cuida mucho hoy en día, pero cuando éramos pequeños fue la que me apuntó a ballet y sevillanas. Mi profesora, a la cual estoy muy agradecida porque cambió el rumbo de mi vida, me invitó a salir de las clases.

¿Por qué?
Era muy alta. Sacaba dos cabezas a todos los niños y los tapaba. Era muy torpe en ballet. Durante la etapa de aprendizaje nos enfocamos muchos en los efectos de los niños, en la negatividad, y hay que despertar los aspectos positivos que pueden tener.

Entonces busca otro deporte.
Sí. Empiezo en las escuelas de baloncesto de Fuenlabrada, guardo un buen recuerdo de esa etapa. Pienso que el deporte no da valores por sí solo. Te lo da la persona, el ambiente, la institución donde estés.

¿Se puede considerar profesional desde los 12 años?
Efectivamente. Destaqué en las categorías inferiores en baloncesto, desde entonces estaba con la selección. Entrenaba con mi equipo y con las mayores. Considero que soy profesional desde muy pequeña y echo la vista atrás y empiezo a darle vueltas a cosas.

El deporte no da valores por sí solo, te lo da la persona, el ambiente, la institución…

¿Cómo cuáles?Pues estoy en una etapa con 34 años donde siento la presión de la sociedad en estos momentos. Me casé el año pasado y las preguntas sobre tener hijos empiezan a aparecer. No me considero una persona mal educada, pero me hace pensar.

¿Pone punto final a su etapa deportiva?
Dicen que la retirada es un proceso. Ser madre no implica retirarse de la competición, pero en estos momentos no pienso en ser madre, voy más allá. Pienso en los Juegos de París, donde quiero demostrarme a mí misma que puedo hacerlo. Serían mis cuartos Juegos y quizás el fin de mi etapa como deportista de alto nivel. A partir de ahí, veremos, pero primero hay que clasificarse.

Londres 2012, Río 2016 y Tokio 2020 ¿cuál ha sido la diferencia que ha marcado estos periodos olímpicos?
Al final son muchos años de competición. Dejé el baloncesto porque vi la opción de ser olímpica en atletismo. Iba haciendo buenas marcas y empecé a tener éxito. Para mí era fácil. Corría y era muy rápida, pero no tenía la suficiente técnica. Compaginaba los dos deportes y en 2010 me empiezo a centrar solo en atletismo hasta 2014 donde consigo uno de mis mayores logros siendo finalista europea. 2014 y 2015 fueron unos años muy complejos para mí.

¿Qué pasó?
Con la distancia, puedo decir que no supe valorar lo que conseguía a nivel deportivo. Si no conseguía marca personal, a pesar de estar en las finales, me frustraba mucho. Ir a competiciones individuales cuesta mucho y yo lo conseguía, pero necesitaba trabajar la aceptación y la frustración porque si no entraba en bucle. No tuve esa explicación por parte de mi entrenador que es perfectamente normal cuando entras en un ritmo de progresión, estancarte. Te paras y sigues luchando y valorar que representas a tu país. Jorge Marín, mi primer entrenador, no supo encontrar ese hueco para explicarme cosas y nos empezamos a entender menos. Ahora pienso que los educadores deportivos son muy importantes. Es decir, los entrenadores deberían tener formación en educación y en psicología para aportar ese punto que te puede faltar cuando ves que todos los días es lo mismo y te falta fuerza, motivación y te sobra frustración

Corría y era muy rápida, pero no tenía la suficiente técnica

¿El tiempo ha sido su mayor cura?
Sí, ayudada de mi psicóloga que me acompaña desde 2018. Me ha enseñado que es importante saber el método y si cambias cosas, aunque sean pequeñas rutinas, puede resultar el estímulo que necesitabas para arrancar y ver resultados.

¿Por ejemplo?
Definitivamente no trabajábamos la técnica ni el fortalecimiento interno en los entrenamientos. Es decir, yo corría muy rápido, pero sin estar preparada para correr rápido.

Son puntos de inflexión
En mi vida tengo varios. Uno de los puntos de inflexión es dejar el baloncesto. En el Estudiantes ganaba dinero y cotizaba en la seguridad social, pero en atletismo, si me lesiono y no rindo, no cobro. Es una desprotección total. El segundo punto de inflexión fue en los Juegos de Río donde mis problemas psicológicos eran gordos porque estaba saturada del CAR. Lloraba por no haber conseguido mi marca como si hubiera habido una tragedia en mi familia, fruto de mi propia decepción, y entonces fue cuando me di cuenta de que debía dejar el deporte. Ahora he madurado y esos consejos hay que darlos a la gente más joven.

Dejó a su entrenador y se marchó a Suiza, ¿cómo vivió esta situación?
Mi pareja (actual marido) estaba en Alemania y empecé a buscar en Instagram grupos de entrenamiento. Escribí al entrenador del equipo sueco para coger motivación, porque en principio no pensaba irme. Cumplía con mis marcas, pero mi cabeza estaba buscando otra cosa. Nos fuimos a Sudáfrica de concentración con el equipo suizo. Era 2017 y seguía con mi entrenador, pero ya me había cambiado el chip. El equipo suizo me dio esa motivación que se necesita a veces para continuar y reafirmarme en que a mí me gusta el deporte. El grupo de entrenamiento me acogió y mi entrenador español y yo estuvimos buscando la manera de complementar los entrenamientos con el grupo, pero no fue posible y fue entonces cuando dije, me tengo que ir. Invertí en mí. Me fui a Laussanne y para mí era estar de vacaciones, pero reventada.

En los Juegos de Río mis problemas psicológicos eran gordos porque estaba saturada del CAR

Se recuperó mentalmente, pero su cuerpo no…
La madurez hace conocerte por dentro y por fuera. No estaba acostumbrada a ese tipo de entrenamientos y mi cuerpo estaba tocado. Aun así, vinieron los Juegos de Tokio y los afronté con una madurez increíble. Después, en el Europeo fue cuando vinieron los problemas. En el relevo fui la más rápida, pero en individual no tenía cabida en el equipo.

Momentos duros.
Muy duros. Hubo quejas en redes por ambas partes. Yo solo pedía ir a competir individualmente, ya que en el 4×100 había sido la más rápida y se me cerraron muchas puertas. No me importa decirlo porque fue público en su día, pero eso marca mucho a un deportista. Me acuerdo de Ángel Basas (fallecido recientemente junto con su hijo). Es de los profesionales que pensaban mucho en la persona que había detrás del deportista. Llevo toda mi vida representando a España, excepto el año de la pandemia y el trato recibido no lo podía entender. Ahora hablo más del tema con distancia, incluso seguimos haciéndonos bromas mi ex entrenador y yo, pero mi relación con él cambió y mi relación conmigo misma también.

Sigue entrenando, pero ¿sola?
Si, llevo un tiempo entrenando sola, guiada por mi entrenador suizo, pero acompañada por el equipo de médicos y fisios de Madrid. Es duro, pero creo que es la vía.

¿Cuál es su objetivo más inmediato?
En París veremos cómo responde mi cuerpo. Compagino los entrenamientos con DXT para la Vida, donde trabajamos con niños en centros de acogida. Sabemos que si mejora su situación familiar, vuelven a casa, pero es muy difícil salir del sistema y uno de mis objetivos es qué podemos hacer para que los niños que salen con 18 años, tengan unas condiciones y herramientas suficientes para no verse en situaciones de vulnerabilidad social a través del deporte. El deporte es un reflejo de la sociedad, pero se pueden hacer muchas cosas buenas.

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