La crisis de la vivienda cuesta 2.000 millones de dólares anuales en costes sanitarios en Quebec, según un estudio

La crisis inmobiliaria le cuesta al sistema sanitario de Quebec al menos 2.000 millones de dólares al año, según cálculos del Observatorio de Desigualdades de Quebec.

Ésta es la principal conclusión de la segunda parte de un importante estudio económico del Observatorio titulado “Los costes sanitarios de la falta de vivienda adecuada”. En septiembre pasado, la primera parte, centrada en el costo económico general, reveló que la crisis inmobiliaria estaba privando a la economía de Quebec de 4.200 millones de dólares: el dinero que los hogares habrían gastado para mantener la economía en marcha si no tuvieran que dedicar más del 30 por ciento de sus ingresos a la vivienda.

Mal estado del alojamiento.

Los autores de esta segunda entrega se centraron esta vez en las múltiples consecuencias de la crisis inmobiliaria sobre la salud general y mental. Varios factores relacionados con la vivienda afectan la salud, en primer lugar, la calidad (o en este caso, la mala calidad) de la vivienda. Basta considerar, por ejemplo, las fugas de aire, la humedad y el moho, la presencia de plagas o la limpieza general del espacio habitable.

“Según todos los resultados encontrados en la literatura, vivir en viviendas inadecuadas se asocia con enfermedades cardiovasculares y respiratorias, problemas de ansiedad y malestar psicológico”, explica el autor principal del estudio, el economista Ferdaous Roussafi, en una entrevista con The Canadian Press.

El estudio del Observatorio muestra que las personas que viven en viviendas de mala calidad tienen el doble de probabilidades de tener mala salud general. También tienen un riesgo 64 por ciento mayor de reportar mala salud mental.

Demasiado pequeño o demasiado caro

Otros problemas de salud están asociados con el hacinamiento, particularmente cuando un hogar no puede encontrar una vivienda adecuada para la familia que pueda costear. “Los hogares que viven en viviendas de tamaño insuficiente experimentan más síntomas respiratorios y un mayor riesgo de infecciones transmisibles. El hacinamiento promueve la propagación de enfermedades infecciosas y aumenta la exposición a patógenos, especialmente entre los niños pequeños”, se lee en el documento de casi 60 páginas. Los datos muestran que las viviendas de tamaño insuficiente aumentan la probabilidad de sufrir mala salud general en un 12 por ciento.

Y, por supuesto, está el problema de la inasequibilidad, que empuja a los hogares a gastar demasiado en vivienda, explica el Dr. Philippe Robert, director interino de salud pública de la Región de la Capital Nacional. “Cuando tienes que gastar demasiado en vivienda, tu presupuesto es limitado. Entonces, ¿en qué recortas? Recortas en alimentos, a veces en medicamentos, transporte, actividades de ocio y visitas a tus seres queridos. Esto afecta a otros aspectos de la vida. También tiene un impacto en el estrés”. El estudio respalda su punto y concluye que gastar más del 30 por ciento de los ingresos en vivienda se asocia con un aumento del 37 por ciento en el riesgo de tener mala salud general.

Los investigadores del Observatorio utilizaron modelos probados para realizar sus cálculos. Siguiendo estos modelos, el estudio concluyó que estas condiciones de vivienda (mala calidad, tamaño insuficiente, inasequibilidad) representaron al menos 27,4 millones de dólares en consultas de atención primaria en 2023.

Sin embargo, estas consultas son sólo el punto de partida, explica Ferdaous Roussafi. “Sabemos, a partir de datos del Instituto Canadiense de Información Sanitaria, que las consultas representan sólo el 1,5 por ciento del gasto total en salud, y es a partir de este 1,5 por ciento que pudimos extrapolar. Para simplificar, debemos multiplicar este costo de 27,4 millones de dólares por 68 para obtener el total de todos los costos”. A partir de estos cálculos, con algunos añadidos, el Observatorio llega a la cifra de 2.000 millones de dólares.

El costo de la inacción

“Se sabe desde hace tiempo que existe un vínculo muy fuerte entre vivienda y salud, y este estudio confirma de forma más cuantitativa lo que sabíamos de numerosos estudios”, subraya el Dr. Robert.

“Creo que queríamos cuantificar el alcance de esto, porque obviamente, los costos de tomar medidas también son considerables. Sin embargo, los costos de no tomar medidas también son considerables. La salud es compleja; la salud tiene varias dimensiones. Por eso también hay varios resultados en el estudio. No podemos simplemente observar el efecto de la vivienda en un indicador de salud. Pero lo que el estudio hace es observar varios indicadores de salud, como la salud percibida y la inseguridad alimentaria, que es una forma de estrés o precariedad para las personas”.

En cuanto a la inseguridad alimentaria, el estudio muestra que cada una de las diversas variables negativas de la vivienda (mala calidad, tamaño insuficiente e inasequibilidad) aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria. Aunque los investigadores no cuantifican los costos sanitarios directos de la inseguridad alimentaria, su trabajo destaca que “la vivienda inasequible representa aproximadamente el 12,9 por ciento de la inseguridad alimentaria observada en Quebec, lo que representa un costo de aproximadamente 87,7 millones de dólares en 2023”.

Impacto en la salud mental

“Las repercusiones de la inseguridad alimentaria son aún más pronunciadas en la salud mental”, afirma el estudio. “Los análisis de cohortes canadienses y norteamericanas revelan una relación progresiva y sistemática: a medida que aumenta la gravedad de la inseguridad alimentaria, se intensifica la prevalencia de los trastornos mentales y el uso de cuidados”.

Una parte importante de los costos de atención médica asociados con una vivienda inadecuada son costos de atención de salud mental. Cada aspecto negativo de la vivienda contribuye a la angustia, el estrés y la ansiedad, por ejemplo. Los investigadores estiman que 10 millones de dólares del coste de las consultas de salud mental en Quebec pueden atribuirse a una vivienda inadecuada.

“Obviamente, no podemos simplemente sumar todos estos costos”, explica Roussafi, destacando las limitaciones de los modelos de extrapolación. “Incluso en el caso de la inseguridad alimentaria, no podemos simplemente sumar todo porque los mecanismos se superponen”.

Invertir en vivienda social

“El mensaje clave que debemos recordar”, enfatiza el Dr. Robert, “es que se trata de costos extremadamente significativos que justifican una inversión pública sustancial. También hay datos de Europa que muestran que una de las principales formas, como sociedad, de mejorar la calidad de vida y reducir las disparidades en la calidad de vida, para ofrecer una mejor calidad de vida a todos, es invertir en viviendas sociales”.

“Para nosotros, como organización de salud pública, (un estudio como este) nos permite iniciar y mantener discusiones con nuestros socios municipales y funcionarios electos a nivel local sobre la importancia de la vivienda para la salud, y que no es sólo una cuestión de costo de vida, sino también una cuestión de calidad de vida y salud”.

–Este informe de La Presse Canadienne fue traducido por CityNews