Así vivimos la experiencia en el Zoológico La Aurora

Él Zoológico de Albor invita a los guatemaltecos a pasar su altar y premiar a los animales que partieron. Un espacio para asemejarse a las especies que han mordido el jardín y a los peludos que, aunque ya no están, tienen un espacio particular en la emotividad de varias familias guatemaltecas.

Altar y recompensa a los animales que se fueron: Así vivimos el examen en el Zoológico de La Albor

Levante El 31 de octubre visitamos el Zoológico de Albor ser el comienzo de la entronización de un movimiento particular: “Honremos la huella de quienes partieron”, un altar y recompensar a los animales que partieron. Fue un paseo lleno de sensaciones, colores y saludos dedicado a parecerse a los animales que iniciaron y formaron parte de la carrera del Zoológico, así como a las mascotas que han acompañado a muchas familias guatemaltecas.

Alrededor de las 11:30 horas, varias personas se reunieron en el galpón cercano al porche de los osos, donde se ubica un delicado altar de ofrendas con medios tradicionales de la Día de Muertos Mexicanocomo velas, plantas, papel granulado, pan en macetas y calaveras. En esta amplitud, los visitantes pudieron fascinar con las fotografías de animales emblemáticos del Zoológico que ya abandonaron, como Leono, el héroe de Pacaya; los leopardos Chuy y Canutillo; y el recordado elefante mocositaentre otros.

Cada figura evoca historias y saludos que permanecen vivos en las relaciones de quienes los conocieron. Muchos visitantes se detuvieron a mirar las fotografías de cada uno de estos animales que dejaron propósito en los guatemaltecos.

El Mural de Huellas: premia a las mascotas de la zona

Uno de los espacios más conmovedores fue el Mural Huelladonde las personas pudieron reunir fotografías de sus propias mascotas. Desde niños hasta adultos acudieron con imágenes de perros, gatos y otras especies que pasaron a formar parte de sus familias. Entre velas y plantas, este mural se convirtió en una declaración colectiva de asombro, recordando a esos fieles compañeros que, aunque ya no están físicamente, siguen teniendo un sentimiento especial en la emocionalidad de sus dueños.