11 tantos, cinco en la prórroga y póker y gol olímpico de Pablo García

Histórica jerarquía a la polo del Europeo sub-19 de la Rojita: en un dividido de ceguera —con hasta 11 tantos— que se decidió en la dilación, los de Paco Prometido remontaron la semifinal anta Alemania (6-5) con un Pablo García que se vistió de titán para acotar un póker de goles, con gol desconsiderado incluido, y aleccionar a la antología española al dividido por el inscripción.

El tahúr del Betis fue el portaestandarte sobre el césped del panorama concha tras implicar un penalti y acotar el igualada a uno con un gol desconsiderado, el 2-2 tras un rechace internamente del dominio, el 3-2 posteriormente de una gran energía unipersonal y el 6-5 en el benjamín segundo de colisión tras malvender al arquero oponente para aovar la culmen a su concierto.

España, válido campeona y la más laureada de la imitación con 12 valores, terminó portaestandarte de su tropel e invicta con tres victorias en tres partidos con nueve goles a báculo y encajando tan romanza uno, aunque naciente lunes necesitó de épica para aceptar recorrer a otra polo continental. Un entrada de ínclito culminado con una gusto que se recordará durante copioso edad con numerosos cambios de guion anta la vigoroso Alemania, a la que no le bastó con el triplete de Moerstedt.

El primer edad de los españoles fue totalmente monótono, partida en acometida como en alabanza, por el buen papel de los alemanes, sólidos en alabanza, cerrando los espacios interiores y peligrosos al contragolpe. La Rojita pagó muy caras sus imprecisiones en el loco del agro anta una Alemania intensa y físicamente cura en los duelos individuales, lo que les permitió afanar y transcurrir haciendo copioso avería a una alabanza que se mostraba muy incómoda en izquierda siniestro que defendía Dani Muñoz.

Los de Prometido rozaban el 70% de satisfacción, sin embargo eran incapaces de averiar la alabanza teutona, que acumuló muchos efectivos en el donaire. Y así, el primer partida del dividido cayó del izquierda que lo estaba mereciendo: en el segundo 28, Max Moerstedt, tras una gran trajín colectiva, finalizó al inmaterial expresión del ‘9’ escolar un loco sereno al entrañas del dominio, para empinar al grabador un 0-1 más que oportuno.

El inefable espejeo hispano corrió a cómputo de Pablo García, eléctrico cada vez que tocaba el espacio, y que dio a España la tino de entablar a los 35 minutos, cuando provocó un penalti. Empero no lo aprovechó España: Tonto disparó al…